El panorama político en Cataluña podría estar al borde de un cambio, con el PSC y los comunes vislumbrando la posibilidad de formar un tripartito de izquierdas. Aunque ERC se muestra reacia a unirse, los socialistas sueñan con revivir una coalición que marcó un hito en la historia política de la región.

Bajo el liderazgo del socialista Pasqual Maragall, el anterior tripartito, compuesto por PSC, Esquerra e Iniciativa per Cataluña (ahora en los comunes), puso fin a 23 años de dominio convergente en Cataluña (época de Jordi Pujol). A pesar de ganar en votos, el Pacto del Majestic impidió a Pujol culminar su hazaña. Sin embargo, en 2003, tras el batacazo de Convergencia, el pacto de Tinell con Carod-Rovira y Joan Saura dio lugar siete años de gobierno de izquierdas en Cataluña (ocho del PSC, cinco de ERC y dos de Iniciativa).

Cataluña estrenaba un gobierno de izquierdas y por primera vez en coalición, la imagen del fin de una era fue el rostro resignado de Pujol y su mujer, Marta Ferrusola, diciendo "siento como si me hubieran intentado robar en casa". Sin embargo, el pueblo catalán recibió en masa al nuevo president, Pasqual Maragall, que aseguró que "este paso es la incorporación de las ciudadanas y los ciudadanos de base -y de los partidos que los representan- en la gobernación del país".

El tripartito logró avances, como la aprobación del Estatut de Autonomía en 2005 -con la única oposición del PP-, aunque no estuvo exento de tensiones, como la destitución de los consellers de Esquerra, un adelanto electoral y con ello el paso a un lado del president Maragall.

El entonces ministro de Industria, José Montilla, fue el encargado de revalidar el reto en 2006 y lo consiguió a pesar de la victoria en votos y escaños del candidato al Partido Demócrata Europeo Catalán, Artur Mas, y de la entrada de Ciudadanos. Cataluña volvía a tener un tripartito de izquierdas con la "capacidad", según el nuevo president, "de aportar a Cataluña mayor estabilidad que cualquiera de los gobiernos anteriores".

Consiguió sacar adelante casi todas sus votaciones en el Parlament, pero las polémicas mancharon sobre todo la primera etapa, bautizada como el 'Dragon Khan', en referencia a la icónica montaña rusa del parque de atracciones PortAventura World en Tarragona. El nuevo tripartito enfrentó desafíos desde el principio, como la filtración de una reunión secreta de Carod-Rovira con ETA en Perpiñán, el derrumbe en el barrio del Carmel de Barcelona por la construcción del metro, el escándalo del 3 PER CENT, la sequía o los efectos de la crisis que acabaron lastrando el tripartito.

La estabilidad del tripartito se vio afectada, y en 2010 el entonces presidente Montilla anunció el fin de la coalición, dando paso al retorno del independentismo al poder. Ahora, con un panorama político diferente, el PSC y los comunes exploran la posibilidad de formar un nuevo tripartito, mientras ERC observa desde la oposición, planteando interrogantes sobre el futuro político de Cataluña.