¿Qué papa será?
El papa Francisco, entre dos caminos ante su enfermedad: resistir como Juan Pablo II o dimitir como Benedicto XVI
¿Cuál es su situación? El papa Francisco, de 89 años, padece una infección en las vías respiratorias y presenta una "leve alteración febril", ha sido ingresado este viernes en el Policlínico Agostino Gemelli de Roma.
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Este viernes, el Vaticano ha confirmado que el papa Francisco, de 89 años, ha sido ingresado debido a una bronquitis severa acompañada de infección en las vías respiratorias y fiebre. Con antecedentes médicos delicados, como la extirpación parcial de un pulmón, los achaques de salud del papa se han vuelto más frecuentes en los últimos meses, generando incertidumbre sobre su futuro.
La pregunta surge: si su salud sigue deteriorándose, ¿seguirá como papa? El caso de Juan Pablo II, quien pese a los graves problemas de salud -incluyendo un atentado, una extirpación de intestino, una traqueotomía y Parkinson- no abandonó su papado hasta su muerte, es un referente. Para él, el papado era una carga, una cruz y una responsabilidad inquebrantable. Muchos de sus cercanos, además, no querían que renunciara, aunque su capacidad de gobierno se fue reduciendo con los años. El sufrimiento de Juan Pablo II, sin embargo, generó una empatía profunda en los fieles, como destaca el historiador de la Iglesia Onésimo Díaz.
Pero también existe el ejemplo contrario: Benedicto XVI. A sus 85 años, y tras reconocer públicamente que había perdido tanto el vigor físico como espiritual, decidió renunciar. Su ejemplo demostró que el papado puede ser dejado, y que se puede retirarse sin perturbar el camino de su sucesor, tal como apunta el historiador Juan María Laboa.
Francisco, como mezcla de los dos predecesores, ha declarado que solo renunciaría si una grave limitación física se lo impide, pero no por simples dolencias. "Su renuncia llegaría solo si ve que le falla la cabeza, no el cuerpo", afirma José Beltrán, director de la revista 'Vida Nueva'. Además, el papa ha enfatizado la importancia de completar sus grandes proyectos, especialmente el sínodo, que comenzará este otoño y reunirá a laicos y religiosos para debatir temas cruciales para la Iglesia, como el papel de la mujer y la inclusión de los divorciados.
En cuanto a su salud actual, los romanos todavía miran con atención la tumba de Silvestre II, en la Basílica de San Juan de Letrán, donde según la leyenda, si un papa está al borde de la muerte, la tumba comienza a exudar agua. Sin duda, el estado del papa Francisco sigue siendo una preocupación para muchos, y su futuro en el papado dependerá tanto de su salud como de sus deseos personales.