La agenda de este lunes del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha sido conocida al minuto, revelando un día repleto de actos programados, Desde temprano, el mundo ha sabido dónde estaría en cada momento y qué haría en cada momento, una situación que suscita preguntas sobre la seguridad de uno de los líderes más vigilados y perseguidos del planeta.
¿Es habitual que se publique con tanta antelación la agenda de un mandatario en guerra? La respuesta no es sencilla. Zelenski, a pesar de las amenazas constantes, mantiene una transparencia inusual respecto a sus desplazamientos. Esta práctica podría parecer una invitación al riesgo, especialmente en un contexto donde un ataque ruso sería devastador. Sin embargo, existe una estrategia detrás de esta aparente vulnerabilidad.
Uno de los factores que juega a favor de Zelenski es el riesgo que implicaría para Rusia atacarlo en un país miembro de la OTAN. Cualquier agresión en territorio aliado se consideraría un acto de guerra, desencadenando una respuesta militar de la Alianza Atlántica. Esta realidad disuade, en parte, los intentos de ataque, aunque no elimina completamente el peligro.
Para mitigar estos riesgos, se despliega un imponente dispositivo de seguridad alrededor de Zelenski. Su primer viaje a Washington estuvo acompañado por un caza F-15 y un avión espía de la OTAN, asegurando que no hubiera amenazas en la ruta. Desde entonces, ha realizado 46 viajes, frecuentando especialmente Estados Unidos, Francia y Alemania.
Los métodos de viaje de Zelenski son variados. En ocasiones, llega en aviones militares facilitados por los países aliados, como sucedió durante la cumbre del G-7 en Japón, donde viajó en un avión militar francés prestado por el presidente de Francia, Emmanuel Macron.
Una vez en el país anfitrión, la seguridad de Zelenski es responsabilidad del gobierno local. En Estados Unidos, por ejemplo, el Servicio Secreto asume el control desde el momento en que desciende del avión, coordinando múltiples agencias estatales para su protección. Los desplazamientos por las ciudades son particularmente críticos, con caravanas de vehículos que dificultan identificar en cuál viaja el presidente, evitando así potenciales ataques.
El coordinador de la seguridad de Zelenski es Maksym Donets, su jefe de guardaespaldas. Donets se implica directamente en los protocolos de seguridad durante las visitas internacionales, pero su mayor preocupación radica en el regreso a Ucrania. Después de estar protegido por las máximas medidas de seguridad en el extranjero, Zelenski vuelve a una vida donde el Kremlin puede prever su aterrizaje con horas de antelación, constituyendo uno de los puntos más vulnerables de su viaje.
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