Los socialistas, sin aliados clave

PSOE y Junts, prisioneros de la aritmética: la matemática no da margen al suspense

El contexto Puigdemont ha dado otro ultimátum, buscando recomponer la confianza con el PSOE en una reunión en Suiza. Ambos partidos están atrapados por los números, lo que les obliga a entenderse, manteniendo la relación tensa pero sin ruptura.

PSOE y Junts, prisioneros de la aritmética: la matemática no da margen al suspense

La relación entre Junts y el gobierno de Pedro Sánchez no es ningún secreto: no es un camino de rosas. Los de Puigdemont han demostrado en numerosas ocasiones que cada uno de sus siete votos es un activo que saben exprimir al máximo, y cada cierto tiempo no dudan en lanzar amenazas de ruptura. Este viernes, Puigdemont volvió a poner sobre la mesa un ultimátum: el riesgo de una ruptura, según él, "es real".

Puigdemont exige una reunión urgente con el PSOE para "recomponer la confianza", y lo quiere hacer en Suiza, una de sus condiciones. Además, mientras esa confianza no se recupere, solicita que esté presente el verificador Francisco Galindo Vélez, un abogado salvadoreño con amplia experiencia en diplomacia y mediación, quien se encargó de facilitar negociaciones en el proceso de paz colombiano.

Pero, mientras se llama al mediador, la realidad política no da lugar al suspense. Los números mandan. La calculadora electoral tiene pocos botones y todos conducen a un solo camino. Para alcanzar la mayoría necesaria de 178 votos, solo pueden contar con los socios del bloque de investidura, donde Junts juega un papel crucial con sus siete votos.

Sin embargo, Puigdemont ha dejado claro que no está dispuesto a colaborar en cualquier circunstancia. "Si el PSOE nos propone hablar mañana de Presupuestos, diremos que no. Si nos piden convalidar un decreto de ley aprobado por el Consejo de Ministros, diremos que no", ha asegurado. Esto implicaría alinear sus votoscon los de Feijóo y, más aún, con los de Abascal.

Una opción que, según Junts, no está sobre la mesa. Para ellos, asociarse con el PP y Vox sería "una broma macabra", ya que conllevaría renunciar a cuestiones clave como la amnistía para Puigdemont, los avances en el traspaso de competencias sobre inmigración y fiscalidad, y la oficialidad del catalán en la Unión Europea.

El tira y afloja entre Junts y el Gobierno está marcado por la aritmética parlamentaria, donde ambos se ven obligados a entenderse. Por ahora, Junts no ha dejado de sumar sus votos al bloque del PP en momentos clave, como cuando se tumbó la senda de déficit, la reforma de la Ley de Extranjería, la ley para abolir la prostitución o el impuesto extraordinario a las energéticas. En contraste, el PSOE solo ha logrado un único "sí" más allá de sus socios habituales: el apoyo del PP a la reforma de las pensiones.

De esta forma, el PSOE se encuentra en una encrucijada: sin Junts, los presupuestos generales del Estado están condenados a la prórroga. Así, aunque la cuerda entre Junts y el Gobierno se tense, parece que nunca se romperá por completo. Ambos se necesitan y, aunque el pulso continúe, la matemática política obliga a la cooperación.