Este fin de semana, una lluvia de bólidos, rocas desprendidas de cometas, iluminaron el cielo del oeste de la península ibérica, dejando a su paso estelas de luz y resplandor. Aunque este fenómeno es un espectáculo para los observadores, plantea la cuestión de la seguridad frente a posibles impactos.

La ciencia aclara que los meteoritos, fragmentos de rocas espaciales que llegan a la Tierra, son un fenómeno común. Sin embargo, ¿qué sucedería si uno de estos impactara en una zona habitada? Aunque la mayoría de los meteoritos se desintegran en la atmósfera, algunos fragmentos pueden alcanzar la superficie terrestre, como ocurrió con Ann Elizabeth Fowler Hodges en Estados Unidos.

Aunque los impactos de meteoritos son raros y la mayoría de las veces inofensivos, existe la posibilidad teórica de que uno de gran tamaño pueda causar daños significativos, como el evento que precipitó la extinción de los dinosaurios hace millones de años. A pesar de ser improbable, la probabilidad no es nula.

Para mitigar este riesgo, se mantiene una vigilancia constante sobre las rocas espaciales de gran tamaño, catalogándolas y monitorizándolas. Sin embargo, existe la posibilidad de que rocas no catalogadas puedan pasar desapercibidas hasta el último momento.

Ante la posibilidad de un impacto catastrófico, se ha discutido la opción de desviar la trayectoria de un meteorito mediante una misión espacial. La NASA ya ha probado esta técnica con éxito en el pasado, demostrando que es posible alterar la ruta de una roca espacial.

Sin embargo, la idea de utilizar bombas nucleares, como se mostró en la película 'Armageddon', no sería efectiva. La física indica que los fragmentos resultantes volverían a juntarse, lo que no resolvería el problema de manera definitiva.