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¿De qué manera están afectando las políticas de Trump a la imagen global de Estados Unidos?
Las consecuencias Las decisiones del presidente no solo están perjudicando la economía, sino también dañando la percepción internacional de EEUU, aislándolo y perdiendo apoyo en diversos frentes globales.

Los altibajos en Wall Street, reflejo de una creciente inestabilidad en la economía global, tienen una razón detrás de su volátil comportamiento: la desconfianza. Según un análisis del 'Financial Times', el índice de incertidumbre económica ha alcanzado niveles históricos en las dos últimas décadas, superando incluso la crisis financiera de 2008, el BREXIT y la pandemia. La principal causa son las decisiones políticas de Donald Trump.
Los efectos de esta desconfianza no son solo visibles en los mercados bursátiles. La imagen de Estados Unidos, tan fuerte y admirada en décadas pasadas, está sufriendo un golpe directo. Este fenómeno es visible a través de un curioso indicador de la percepción pública: el 'índice jersey'.
Este parámetro refleja si los ciudadanos se sentirían cómodos mostrando la bandera de EEUU en público. La respuesta es clara: cada vez más personas rechazan la idea de portar símbolos nacionales, una señal inequívoca de que la simpatía por el país se está desplomando.
No es un fenómeno nuevo. Durante su primer mandato, Trump ya fue responsable de una caída en los índices de reputación de EEUU. Ahora, en su segundo mandato, se está repitiendo la misma historia.
Uno de los ámbitos más sensibles en este deterioro de la imagen estadounidense es la ayuda internacional. Durante décadas, EEUU fue reconocido como un líder global en la asistencia humanitaria y el apoyo al desarrollo. En la década de los 50, por ejemplo, muchos niños en España crecieron gracias a la leche en polvo enviada por el gobierno estadounidense.
Hoy, millones de personas en países en desarrollo dependen de los programas de ayuda internacional de EEUU, que financian desde la alimentación hasta la educación y la atención sanitaria.
Sin embargo, con la cancelación de 23.000 millones de dólares en programas de ayuda por parte de la administración Trump —un 0,24% de los ingresos del país—, la reputación de EEUU como una nación comprometida con el bienestar global se ha desplomado. Esta decisión no solo ha afectado a los países más vulnerables, sino que ha colocado a EEUU en una posición de aislamiento frente a la comunidad internacional.
Otro aspecto fundamental que está alimentando el rechazo hacia EEUU es el ámbito académico y científico. Durante años, las universidades y centros de investigación estadounidenses fueron el destino soñado para miles de estudiantes, científicos e investigadores internacionales. Estos centros representaban lo mejor de la innovación y la excelencia educativa.
Sin embargo, las políticas de Trump han alterado esta realidad. La retirada de fondos de universidades y programas de investigación ha limitado las oportunidades de acceso y desarrollo en el ámbito académico. A esto se le suma la barrera a la migración, que ha desincentivado a muchos estudiantes y académicos internacionales a considerar a EEUU como una opción viable.
La promesa de ser un 'hogar de los valientes' se ha visto diluida por las estrictas leyes antiinmigración que dificultan la llegada de talento extranjero, lo que reduce la competitividad y el atractivo global de las instituciones estadounidenses.
El impacto de estas políticas también se refleja en los números: los viajes internacionales hacia EEUU cayeron un 18% en marzo de 2025 respecto al mismo mes del año anterior. Este descenso no solo está relacionado con las restricciones migratorias, sino con un clima general de hostilidad hacia ciertos grupos, como europeos, canadienses, e incluso personas transexuales, que ahora se sienten incómodos en un país que alguna vez fue un referente de libertad y derechos.
Aunque es aún temprano para medir los impactos a largo plazo, es claro que Estados Unidos está perdiendo parte de su atractivo a nivel internacional. Su poder económico y político sigue siendo indiscutible, pero la imagen de un país comprometido y abierto al mundo está siendo erosionada, en gran parte por las decisiones de su presidente. La pregunta ahora es si esta pérdida de reputación será reversible, o si, como en el caso de Tesla, las decisiones de un líder pueden destruir la imagen de una nación o una empresa para siempre.