La formación Se Acabó la Fiesta ha conseguido irrumpir en el Parlamento Europeo con tres escaños y más de 800.000 votos. Su líder, el agitador ultraderechista Luis Alvise Pérez, conseguirá ahora inmunidad parlamentaria por ser eurodiputado. Además, le acompañarán el número dos del partido, Diego Solier Fernández, y la número tres, Nora Junco García, cuyas identidades y trayectorias permanecen en gran parte desconocidas.
Lo único que se sabe de Diego Solier Fernández es su nombre, tal como aparece en la papeleta, y su vaga vinculación con unos laboratorios y multinacionales. No tiene presencia en redes sociales, ni ha participado en entrevistas, mitines o ruedas de prensa.
Por su parte, la candidata que lo acompaña, Nora Junco García, se ha revelado como alguien vinculada a varias empresas de reciente creación. Su única actividad visible en redes sociales se reduce a una foto de cuatro ovejas pastando, sin más información pública sobre su vida profesional o personal.
Este fenómeno ha generado un debate sobre la transparencia y los requisitos para presentarse a cargos públicos. Según la ley, cualquier ciudadano mayor de edad, sin condenas vigentes por delitos graves como terrorismo, puede ser candidato. No se requiere una exposición pública, ni experiencia previa comprobable.
La peculiaridad del caso ha levantado interrogantes sobre la confianza del electorado en figuras anónimas y sobre el impacto de las campañas mediáticas. En un mundo donde la imagen y la presencia digital suelen ser cruciales, estos dos candidatos han roto todas las reglas no escritas, obteniendo una considerable cantidad de votos sin revelar casi nada de sí mismos.
Creada por O2
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