El informe publicado por el Banco de España denota el gran año que han tenido las grandes empresas, pero también las PYMES, con ambas aumentando sus márgenes. Es más, en el mes de septiembre, sus beneficios se han disparado un 21%.
La otra cara de estos datos son los de la subida salarial, que no guarda ninguna proporción con ese incremento de los beneficios. El gasto en personal -que incluye los salarios y las cotizaciones- apenas ha subido un 3%.
Es decir, sube la inflación, suben los costes de producción... Y, sin embargo, suben también los beneficios. La clave está en la subida del precio al que venden las empresas, a las que les cuesta más producir por culpa de los altísimos precios de la energía, del transporte o de las materias primas. Sin embargo, no están asumiendo del todo esa subida, trasladando ese sobrecoste al precio de los productos finales. ¿Quién lo asume entonces? El cliente.
¿Qué empresas han repercutido el alza de los precios en la venta final de sus productos? El informe habla de petroleras, eléctricas, comercio y hostelería, dejando fuera a bancos y aseguradoras.
Las que no lo han hecho han sido la industria electrointensiva, que depende muchísimo de la electricidad -puede llegar a suponer el 50% de sus costes de producción-. Dentro de este tipo de industria está el sector metalúrgico, el químico, el siderúrgico, y los gases industriales, que están en sus peores momentos.
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Nuestra mente en recesión
El cerebro humano, más eficiente que cualquier ordenador, enfrenta su mayor desafío: la sobrecarga de estímulos
El contexto Durante el siglo XX, los test de inteligencia confirmaron que los humanos íbamos siendo cada vez más inteligentes. En lo que va de siglo, se ha producido un parón. Ya no somos más inteligentes, e incluso en algunos países, hay un descenso en los resultados.