Aranceles a medida
¿Por qué Trump rechaza a sus viejos aliados y solo negocia los aranceles con Japón y Corea del Sur?
Las razones Pese a las ofertas de países como Israel, Taiwán y Vietnam para eliminar aranceles, Trump opta por negociaciones con Japón y Corea del Sur, buscando asegurar alianzas estratégicas en Asia para fortalecer su posición frente a China.

La Unión Europea ha roto definitivamente la tregua comercial con Estados Unidos. La Comisión Europea ha aprobado su nueva lista de aranceles: una batería de medidas que afectará a casi 2.000 productos estadounidenses. Pero más allá del volumen, el contenido de la lista revela una estrategia calculada: el ataque se dirige no solo a marcas icónicas como Levi's, sino también al corazón económico de los estados que apuntalan la candidatura de Donald Trump.
La soja de Louisiana —estado natal del presidente de la Cámara de Representantes, el ultraconservador Mike Johnson— será penalizada. También la madera, clave para las economías de Alabama, Virginia o Georgia, bastiones republicanos en los que la narrativa de 'América First' ha calado con fuerza. La decisión de Bruselas es tan política como económica. El mensaje es claro: si Trump reanuda la guerra comercial, sus propios aliados serán los primeros en pagar el precio.
Sin embargo, el equilibrio no es fácil. Algunos productos provenientes de estados demócratas también sufrirán: es el caso de las almendras californianas, muy presentes en las importaciones europeas. Bruselas defiende que la lista ha sido diseñada con criterios de "mínimo daño a la economía europea", favoreciendo los sectores donde existen alternativas locales.
En este delicado balance, el bourbon —otro símbolo cultural estadounidense— ha quedado fuera, para no perjudicar a la potente industria de licores europeos.
Trump cambia el guion
En paralelo, Washington también ha redefinido su narrativa. Lo que hasta hace semanas era presentado como una cruzada patriótica para restaurar la grandeza económica estadounidense, ahora se convierte en un mecanismo de presión para extraer concesiones diplomáticas. El gobierno de Trump asegura que ya ha recibido llamadas de más de 70 países interesados en negociar. Pero no todos serán escuchados: la prioridad se la llevarán Japón y Corea del Sur.
La elección no es casual. Son aliados clave en Asia y, sobre todo, en la contención de China. Con Seúl, las conversaciones ya están en marcha: Trump ha ofrecido gas natural licuado, propone crear una empresa conjunta para construir un oleoducto en Alaska y ha vuelto a exigir que Corea del Sur pague más por la protección militar que recibe de Estados Unidos. Lo que está sobre la mesa es más que comercio: es geopolítica.
Ofertas rechazadas: Trump no se conforma
Algunos países han ido incluso más allá. Israel, Taiwán, Vietnam y Zimbabue han ofrecido eliminar todos sus aranceles a Estados Unidos. Una rendición comercial unilateral. Pero ni eso ha sido suficiente. Trump ha despreciado las ofertas. Incluso la propuesta personal de Netanyahu fue ignorada. "No es suficiente", habría dicho el presidente, que aspira a más: control de mercados, influencia estratégica y, sobre todo, superioridad bilateral.
El Reino Unido, la India y Argentina también han lanzado señales de acercamiento, pero sin detallar sus propuestas públicamente. Todos ellos buscan evitar quedar atrapados en la nueva red de aranceles estadounidenses sin parecer débiles ante sus propias opiniones públicas.
Meloni, la carta europea para frenar la escalada
La gran incógnita ahora es la relación entre Washington y Bruselas. La vía diplomática no está cerrada, pero el clima es tenso. La única cita formal en el horizonte es la visita de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, prevista para la próxima semana.
Será la emisaria de una propuesta europea que Trump ya ha rechazado de antemano: aranceles cero para productos industriales europeos. Aun así, Meloni —una figura cercana ideológicamente al presidente— espera convencerlo en persona.