La dimisión de Luís Rubiales y el cese de Jorge Vilda son "insuficientes" para las futbolistas de la Selección Española. Este viernes, 39 jugadoras han firmado un comunicado en el que enumeran los cambios solicitados en su día y que no todos se han producido: "La reestructuración del organigrama de fútbol femenino, la reestructuración del gabinete de la presidencia y secretaría general; la dimisión del presidente de la RFEF, la reestructuración del área de comunicación y marketing y la reestructuración de la dirección de integridad". Las futbolistas han puesto nombres concretos sobre la mesa. Exigen la salida de altos cargos de la Federación Española de Fútbol. Unos ya se han ido: Rubiales, el presidente, es ya historia. Al igual que Jorge Vilda, el ex seleccionador. También ha caído Chema Timón, director del gabinete de la presidencia. Y ahora todos los ojos apuntan a un hombre: Andreu Camps, el gran señalado por las jugadoras.
Andreu Camps es licenciado en Derecho y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Y desde 2018 actúa como secretario general de la RFEF. Es considerado como el máximo exponente del núcleo duro del 'rubialismo' dentro de la Federación. Ha sido su mano derecha desde que asumió el cargo. Además, es un hombre al que los presidentes de las federaciones territoriales temen. Y que antes de estar en la RFEF estuvo en el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) y fue asesor del Comité Olímpico Español y del Comité Olímpico Internacional. Durante estos cinco años, ha asesorado a Rubiales en las decisiones de carácter jurídico y económico. Y miembros de la federación le califican como una Especie de CEO que controla todos los movimientos de la RFEF.
¿Por qué las jugadoras piden su cabeza? Las 39 futbolistas lo dejan muy claro en el comunicado. Le consideran una persona "que desde un cargo dentro de la RFEF han tenido, incitado, escondido o aplaudido actitudes van contra la dignidad de las mujeres". Sin embargo, su cese no es fácil. Es un hombre fundamental en la candidatura que busca convertir a España en el organizador de la Copa del Mundo 2030.
Su fidelidad a Rubiales es clara. Tras la polémica del beso, Camps intentó a la desesperada paralizar la caída de su jefe. Envió una carta a la UEFA, el organismo que rige el fútbol en Europa, para chivarse de que el 'caso Rubiales' iba a ser juzgado por el TAD. Algo que la UEFA no tolera. El organismo defiende que ningún gobierno puede juzgar lo que pasa en el mundo del fútbol. Y si lo hace se tendrá que atener a sanciones. Fue una forma de amenazar al Gobierno ante la opinión publica. Porque una hipotética sanción, dejaría a los equipos españoles sin jugar competiciones europeas. Y a la Selección Española sin disputar la próxima Eurocopa. Sin embargo, no le dieron la razón. Y pocos días después, la FIFA, el máximo organismo del fútbol mundial, inhabilitó a Rubiales 90 días.
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