Día de caos en el Congreso
Reino Unido, Francia, Alemania… y España, otra vez sin Agencia de Salud Pública, tras su 'no' en el Congreso
¿Por qué es importante? Mientras otros países refuerzan sus sistemas sanitarios, España sigue sin un organismo capaz de prevenir pandemias, coordinar respuestas ante emergencias, vigilar riesgos sanitarios y asesorar al Gobierno con criterios científicos.

España seguirá sin una Agencia Estatal de Salud Pública. Lo que hasta esta mañana era un consenso casi total en el Congreso, con el apoyo del PSOE, el PP, Sumar, Podemos, Junts y el PNV, ha saltado por los aires en cuestión de minutos. En un día marcado por el caos, las broncas y los golpes en los escaños, el PP y Junts han cambiado su voto en el último momento, dejando en el aire la creación de un organismo clave para prevenir y gestionar futuras pandemias y crisis sanitarias.
El día empezó tenso y terminó en una tormenta política. La primera bronca estalló cuando el PP exigió suspender la votación de la ley de desperdicio alimentario al considerar que no se habían incorporado sus enmiendas pactadas en el Senado. Al no aceptar su petición, los diputados populares se levantaron de sus escaños y golpearon las mesas en señal de protesta. La escena, ya de por sí insólita, se agravó cuando Junts se unió al alboroto.
Pero lo peor estaba por llegar. Minutos después, la ministra de Sanidad subió a la tribuna para defender la creación de la Agencia de Salud Pública, un proyecto que llevaba más de una década en el aire. Todo iba según lo previsto hasta que mencionó a Fernando Simón. Fue entonces cuando la tensión estalló. Desde la bancada del PP y de Junts comenzaron a oírse gritos y golpes en los escaños. Y tras la bronca, llegó el giro inesperado: ambos partidos votaron en contra de la agencia, bloqueando su creación.
[[H2:Un organismo necesario… pero imposible]]
Reino Unido tiene su agencia. Francia la tiene. Alemania también. Pero España seguirá sin ella.
El camino para su creación ha sido largo y frustrante. La idea surgió en 2011, pero el gobierno de Rajoy nunca la desarrolló. Tras la pandemia, en 2022, se retomó el proyecto, pero las elecciones lo interrumpieron. Ahora, en 2024, cuando parecía que por fin saldría adelante, el enfrentamiento político ha vuelto a frenarlo.
La Agencia de Salud Pública no solo habría servido para gestionar futuras pandemias. Su labor habría sido mucho más amplia: coordinar expertos independientes, recopilar y analizar datos sanitarios, vigilar la aparición de enfermedades y garantizar que las decisiones sanitarias del Gobierno estuvieran basadas en criterios científicos sólidos.
Además, en un contexto de creciente incertidumbre internacional, el organismo habría jugado un papel clave en la seguridad del país, asesorando al Gobierno en riesgos biológicos, amenazas bacteriológicas e incluso en situaciones de guerra o terrorismo. Habría sido un órgano independiente, con los mejores especialistas del país, capaz de dar respuestas rápidas y fundamentadas.
Un vacío que deja consecuencias
El golpe político de este jueves no solo deja en evidencia la fragilidad de los pactos en el Congreso, sino que también tiene consecuencias prácticas: España sigue sin un organismo que garantice una respuesta coordinada ante futuras crisis sanitarias.
El fracaso de la votación devuelve el debate a la casilla de salida. Sin agencia, la gestión sanitaria seguirá fragmentada entre comunidades autónomas y distintos organismos estatales, con el riesgo de repetir los errores del pasado.
Mientras otros países refuerzan sus sistemas de salud pública, España vuelve a quedarse atrás. Y con ello, la pregunta queda en el aire: ¿qué pasará cuando llegue la próxima crisis?