El Gobierno de Líbano ha señalado directamente a Israel como el responsable de las recientes explosiones masivas en su territorio, exigiendo un castigo justo. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha guardado silencio hasta el momento, generando especulaciones y tensiones en la región.
La respuesta global ha sido mayormente reservada. Aunque la magnitud del ataque ha provocado algunas condenas firmas, la mayoría de las reacciones internacionales han sido tibias. La Unión Europea ha sido una de las voces más contundentes en la condena de los ataques, con el Alto Representante Josep Borrell emitiendo un comunicado que califica los eventos como inaceptables debido a los daños a civiles. La ONU también ha solicitado una investigación independiente, exhaustiva y transparente para determinar los responsables del ataque y exigirles rendición de cuentas.
A nivel nacional, el gobierno español ha condenado los ataques y ha hecho un llamado a la contención de todos los actores implicados, aunque el comentario ha sido realizado a través del Ministerio de Exteriores, en lugar de una declaración más directa desde el presidente Pedro Sánchez, quien se reunió este jueves con el líder de la Autoridad Nacional Palestina y destacó el riesgo de una mayor escalada.
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Estados Unidos ha intentado distanciarse del ataque, negando cualquier implicación o conocimiento previo, mientras que la rueda de prensa de la Casa Blanca ha sido marcada por la tensión sobre este tema. Francia, a través del presidente Emmanuel Macron, ha condenado el ataque y ha llamado al primer ministro libanés, mientras que otros países europeos, como Alemania, Italia y Bélgica, han mantenido una postura menos destacada. Rusia, Turquía y Egipto, por otro lado, han ofrecido sus reacciones y mediación en la crisis.