El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha hablado y ha asegurado que se va a dedicar "en cuerpo y alma" para conseguir un acuerdo para su investidura. Un acuerdo "coherente con la letra y el espíritu de la Constitución". "Con la letra y el espíritu". Ha sido la primera vez que ha pronunciado (entre líneas) de la amnistía. Y ha dado otra clave: hablará con el resto de formaciones políticas y también "con la sociedad civil". Todo mientras el candidato a la presidencia sigue siendo Alberto Núñez Feijóo. Al que ha acusado de estar sometiendoal país a una "descomunal pérdida de tiempo" en un momento en el que "España tiene cosas muy urgentes que resolver".

Han pasado 22 días desde que el rey Felipe VI encargó al líder del Partido Popular intentar una investidura. Feijóo pidió diez días a la presidenta del Congreso para reunirse con los grupos, que se han convertido en más de un mes para evitar unas posibles elecciones en Navidad. ¿Y qué ha hecho el candidato del PP en todo este tiempo? De cara a su investidura, que se celebrará los próximos 26 y 27 de septiembre, el candidato ha estado buscando los cuatro apoyos que le faltan para obtener la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. Ha mantenido reuniones. Unas reuniones que han sido pocas y poco fructíferas, pero que le han servido para garantizar los apoyos al PP de Unión del Pueblo Navarro (UPN), Vox y Coalición Canaria, partidos con cuyos votos ya contaban. Y además, le ha ofrecido a Sánchez un acuerdo de legislatura de dos años, sabiendo su 'no' de antemano.

Su intención, desde un principio, era reunirse con casi todas las formaciones políticas: "Vamos a hablar con todos los grupos parlamentarios, sin incluir a Bildu". Sin embargo, ha terminado cambiando su discurso: "Si nos va a proponer la amnistía nos podemos ahorrar la reunión tanto Junts como el PP".

Al margen de lo que el PP hiciera, las críticas a Sánchez, por parte de Feijóo, han sido de lo poco constante durante estas semanas. Le ha calificado como una persona "secuestrada por un prófugo". Unas críticas que se han producido incluso mientras su partido mantenía contactos con los independentistas. Y con ese debate de fondo, reconoció la necesidad de buscar un "encaje del problema territorial de Cataluña". Unas palabras que no gustaron en el Partido Popular, al considerarlo un guiño a los propios independentistas, y que obligó al líder del PP ha defenderse por usar el término "encaje": "La utilización de la terminología, entre comillas, si quiere usted independentista del encaje de Cataluña, que es la que he utilizado, la he utilizado a propósito".

Y durante estas semanas, también le hemos escuchado asumir una investidura infructuosa: "Prefiero pagar el precio de un 'no' al 'sí' de un gobierno en desigualdad. Prefiero decir que 'no' a tener que bajar la cabeza para entrar en Moncloa, pero así no". Una afirmación que paradójicamente lo está empleando, y cada vez más, directamente a ubicarse en la bancada de enfrente.