No es la primera vez que un presidente de los Estados Unidos enfrenta un intento de asesinato en la historia reciente del país. El más reciente, hace ya 43 años, fue el atentado contra Ronald Reagan en 1981. Mientras salía de un hotel, un disparo le alcanzó, perforándole el pulmón. Gracias a una urgente operación, Reagan logró sobrevivir, sorprendiendo a todos con su buen humor al decir a su esposa, Nancy Reagan: "Cariño, olvidé agacharme".

11 días después del ataque, Reagan reapareció públicamente, saliendo a pie del hospital con un jersey rojo, mostrando una imagen de resiliencia que fortaleció su liderazgo. A pesar del incidente, logró avanzar en su agenda política y fue reelegido años después, manteniendo su característico sentido del humor al estallar un globo durante un discurso, diciendo: "Fallaste".

Previamente, al atentado a Reagan, el candidato demócrata George Wallace sufrió un disparo en el abdomen en 1972, dejándolo paralítico. Wallace, conocido por su discurso segregacionista, cambió su postura tras el ataque, buscando reconciliación con la comunidad negra.

En otra instancia, el expresidente republicano Gerald Ford enfrentó dos intentos de asesinato en un mes. En el primero, la pistola no disparó; y en el segundo, logró salir ileso. Ford, conocido por su determinación, reapareció rápidamente para dirigirse a Washington, desafiando a los anarquistas y asesinos que amenazaban su vida.