Sahra Wagenknecht, la líder del nuevo partido de izquierda radical que lleva su nombre, está generando olas en el panorama político alemán con una combinación inusual de ideologías. Fundado a principios de año tras su ruptura con el partido de izquierda tradicional por considerar que no era lo suficientemente radical, su nuevo partido se autodefine como "conservador de izquierdas".
Wagenknecht ha elaborado un programa político que combina una política económica típicamente de izquierda con un fuerte rechazo a la inmigración. Su propuesta incluye la evaluación de solicitudes de asilo por países fuera de la Unión Europea y un bloque entero dedicado a lo que describe como "descontrolada" inmigración, que solo se permitiría bajo condiciones estrictas de integración.
Esta postura antiinmigración ha sido tan radical que Wagenknecht ha tenido que comprometerse a no pactar con la extrema derecha alemana, a pesar de que algunos de sus mensajes coinciden con los de este sector político. En el pasado, la política ha criticado abiertamente a Angela Merkel y ha vinculado la acogida de refugiados con varios atentados en Alemania, llegando incluso a culpar a Merkel de la responsabilidad en el atentado de 2016 en Berlín.
A nivel internacional, Wagenknecht también ha destacado por su postura pro-Kremlin. Se opone al envío de armas a Ucrania y ha elogiado al presidente ruso Vladímir Putin, argumentando que tanto Rusia como Estados Unidos han participado en guerras ilegales. Estas posturas han sido presentadas como eslóganes en su campaña, consolidando su imagen como una figura populista con un mensaje radical.
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