Este fin de semana, el Hotel Mirasierra en Madrid se convierte en el epicentro de la élite global mientras alberga la 70ª reunión anual del Club Bilderberg. Con una larga historia de secretismo, este grupo reúne a más de un centenar de figuras prominentes de la política, los negocios y la academia de todo el mundo.

Entre los asistentes españoles se encuentran el ministro de Economía, Carlos Cuerpo; el de asuntos exteriores, José Manuel Albares; la exvicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño; la presidenta del Banco Santander, Ana Botín; y el Gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. También, ministros de Finlandia, Polonia, y Grecia, además de CEO y fundadores de las multinacionales más importantes del mundo.

Los temas de discusión abarcan desde la inteligencia artificial hasta el cambio climático, pasando por transhumanismo y elecciones europeas, reflejando la urgencia de los desafíos globales contemporáneos.

El Hotel Mirasierra, conocido por su lujo y comodidades, ofrece una variedad de habitaciones que oscilan entre los 250 y los 600 euros por noche, con opciones adicionales como desayuno por un cargo adicional. Con 182 habitaciones de diferentes tamaños, algunas equipadas con jacuzzi, el hotel también cuenta con instalaciones como restaurante, bar y piscina.

Aunque el Club Bilderberg ha mantenido tradicionalmente un aura de secreto, en los últimos años ha surgido más información sobre sus reuniones, con detalles publicados en su página web. A pesar de esto, el código de confidencialidad sigue siendo una parte fundamental de estas reuniones, donde se espera que los participantes no divulguen lo discutido en los salones cerrados del hotel.

Su primera reunión en España fue en 1989 en el Gran Hotel de la Toja, el primer resort que hubo en España. El Club Bilderberg lo eligió por tener muy cerca un campo de golf, imprescindible para algunos asistentes: Rockerfeller padre e hijo, la reina Beatriz de Holanda y Henry Kissinger.

Desde esta reunión, el club ha sido objeto de especulación y controversia. Aunque la ubicación y los asistentes son conocidos, el contenido exacto de las discusiones sigue siendo un misterio bien guardado.