Coincidiendo con la visita a Rusia de Xi Jinping, se ha producido un claro ejemplo de la censura del presidente chino: en Hong Kong ya no se pueden comprar entradas para ver la película 'Winnie the Pooh, sangre y miel'. En en ese film, un grupo de jóvenes universitarias son atemorizadas por un asesino disfrazado del oso Winnie the Pooh, del dibujo animado. La distribuidora se excusa en 'motivos técnicos' que no explica, pero la creencia extendida es la censura. Censurar al protagonista: el oso Winnie the Pooh
Al presidente chino no le gusta el oso animado porque se ha convertido en un icono contra él. Le comparan con él, se usa en redes sociales para burlarse de él y lo usa la disidencia cuando se manifiesta contra él. Todo empezó con una imagen en la que se muestra un parecido razonable. En 2013, en una visita a Barack Obama, compararon a los dos dirigentes caminando con Winnie the Pooh y su amigo Tiger. Y después llegó la comparación en otra visita a otro mandatario, al de Japón. Y en otra con el filipino. Después ya se extendió: Xi Jinping era 'Winnie the Pooh'.
El presidente chino no le vio la gracia y desde entonces el oso está prohibido en toda China, menos en Hong Kong. Hasta ahora. Donde parece que ya también se le persigue.

En el siglo XIX
Trump y los aranceles: un eco moderno del 'Made in Germany'
¿Qué podemos esperar? La conversación entre Trump y Trudeau sobre los aranceles evoca la historia del sello 'Made in Germany', que inicialmente nació como una estrategia para proteger las industrias locales, pero terminó consolidando la reputación de la manufactura alemana.