La pandemia provocó que Estados Unidos y Europa se dieran cuenta de algo muy importante: no contaban con materiales de primera necesidad porque estos se fabricaban en Asia. Por ejemplo, las mascarillas u otro material sanitario. Tampoco chips, ya que muchos de ellos se fabrican en países como China o Corea del Sur.
Esto hizo que las autoridades se dieran cuenta de la necesidad de crear una red fabril que garantice la autosuficiencia y muchos auguraron que esto implicaría el fin de las relocalizaciones: empresas que se van de sus países de origen en busca de otros territorios donde les salga más barato fabricar sus productos.
Sin embargo, las fábricas no son como las golondrinas, que vuelven con el mejor tiempo. Cuando las compañías se van, es muy difícil que vuelvan. De acuerdo con un estudio del Instituto Vasco de Competitividad, entre 2000 y 2020, de las 666 fábricas vascas en el extranjero, volvieron solo 13. Es decir, el 1,9% del total.
Si bien ahora la situación es diferente y parece que podrían volver unas cuantas más, no será un aluvión, según los que más saben. A pesar de que los costes de producir en Asia han aumentado -subida de los costes laborales, el precio de exportar los productos, etc-, sigue saliendo rentable. Aportan proveedores, flexibilidad en las entregas, calidad y rapidez. A pesar de que los salarios suban en China y eso pueda ser un desincentivo, Laos o Vietnam, por ejemplo, siguen siendo más baratos que España.
Por otro lado, si las empresas trabajaran únicamente para España, sería más barato relocalizar ya que se evitarían los costes de mandar el producto. Pero para las compañías que exportan, si la cadena de suministros se rompiera de China a España, también lo hace en el sentido contrario: de España a China. O de España a EEUU. Además, también producen para abastecer otros mercados locales.
Sí hay compañías que se acercan a nuestro país, pero sin volver a la Península. Se mueven a Turquía, Marruecos o Portugal. En cualquier caso, tampoco traen el mismo nivel de empleos que dejaron: muchos procesos se encuentran ahora mismo robotizados.
Con todo, sí hay empresas que han regresado en nuestro país, aunque se tratan, prácticamente, de la excepción que confirma la regla. OX Riders, una compañía que se dedica a fabricar motos eléctricas. Tenían un proyecto para fabricarlas en China pero llegó la pandemia y, con ella, las restricciones al viaje de sus ingenieros, además de los costes locales y de envío. Así, cambiaron sus planes e instalaron la fábrica en nuestro país.
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