La decisión de Vox de romper pactos con el PP ha desencadenado una crisis interna dentro del partido liderado por Santiago Abascal. La tensión fue evidente durante una reunión crucial donde se decidieron los cambios en las vicepresidencias autonómicas. Vicente Barrera, exvicepresidente de la Comunidad Valenciana, expresó abiertamente su malestar por perder su cargo, mostrando un desacuerdo total con la nueva estrategia del partido.

Otro exvicepresidente, el de Castilla y León, Juan García-Gallardo, también mostró su incomodidad al perder su posición en el gobierno regional, que era considerado el más longevo entre las alianzas PP-Vox.

A pesar de las salidas, Vox intenta calmar los ánimos argumentando que la reestructuración beneficiará al partido a largo plazo. Sin embargo, consejeros y directivos que esperaban mantener sus cargos técnicos se sienten decepcionados, especialmente en Castilla y León, donde dos consejeros han optado por darse de baja, tras no ser aceptados por el PP. Por su parte, los parlamentarios del partido de ultraderecha en Extremadura han dejado claro su malestar, afirmando que Vox ya no les representa adecuadamente.