Más que un partido

El Torneo Cuatro Naciones entre Canadá y EEUU no ha sido el único: otras veces que la política y el deporte se han cruzado

Cuestión nacional Los ataques de Trump a Canadá convirtieron para los canadienses el Torneo de las Cuatro Naciones entre Canadá y Estados Unidos en una cuestión nacional pese a ser un partido de hockey. Por eso, han festejado un triunfo deportivo como si fuera algo político.

El Torneo de las Cuatro Naciones entre Canadá y Estados Unidos

Aunque el Torneo de las Cuatro Naciones entre Canadá y Estados Unidos era un partido de hockey, los ataques de Trump a Canadá lo convirtieron para los canadienses en una cuestión nacional. Por eso, han festejado un triunfo deportivo como si fuera algo político.

Pero no es la primera vez que deporte y política se cruzan. Austria iba a dejar de existir, iba a formar parte de la Alemania nazi. En eso consistía el 'anchluss' de 1938: anexionarse al vecino, al país con el que compartían lazos históricos y culturales.

Austria ya no sería un país, sería una región, y ya no tendría selección de fútbol. Antes de que desapareciera, Alemania y Austria jugaron un partido, el último de Austria como selección. Dicen que las autoridades pactaron un empate o una victoria nazi. Pero no pasó nada de eso.

Los austriacos eran superiores, tenían un crack, Mathiias Sindelar, y ganaron 2-0. La leyenda dice que Sindelar se burló en el festejo de los nazis, que se negó a saludar como los nazis aunque hay muchas dudas de que eso fuera así.

Pero ese partido, esa victoria y esa figura sirvió para reivindicarse a Austria cuando cayó el régimen nazi y a crear los mitos de una resistencia, como se ha recogido en el libro Historia del mundo en 12 partidos de fútbol de la editorial Círculo de Tiza.

Pero la mezcla de fútbol y política ha acabado en guerra, en una de 100 horas con 6.000 muertos, la guerra entre Honduras y El Salvador. En 1969 el Salvador tenía mucha población y poco terreno y Honduras mucho terreno y poca población.

Ambos países llegaron a un acuerdo: los salvadoreños podrían trabajar en Honduras, pero eso duró hasta que los hondureños se hartaron y empezaron a deportar. Por ello, se creó una enemistad y, en ese ambiente, El Salvador y Honduras tuvieron que enfrentarse para lograr una plaza para el mundial de México 1970.

En el partido de ida ganó Honduras. En el de vuelta, El Salvador. Tuvieron que jugar un tercero en México. Lo jugaron días después de que Honduras deportara a más salvadoreños, de que El Salvador denunciara a Honduras, de que rompieran relaciones. Ganó el Salvador 3-2 en la prórroga en el minuto 101. La leyenda dice que El Salvador se vino tan arriba, que su gobierno se creció tanto, que invadió Honduras.

Pero no siempre se mezcla política en las selecciones nacionales. A veces se mezcla en equipos cargados de significación política o en ambientes cargados de política.

Pasó en Yugoslavia. En 1990 se enfrentaban el Dínamo de Zagreb y del Estrella Roja de Belgrado. Croatas que querían independizarse frente a serbios que querían mantener todo unido.

A ese partido se presentaron ultras serbios que antes de que comenzara el partido empezaron a liarla, a lo que respondieron los ultras croatas. La policía, mayoritariamente serbia, no detenía a los serbios y atacaba a los croatas. Y, en ese ambiente, uno de los jugadores croatas viendo los palos a los suyos tras unas palabras con un policía, le dio un rodillazo. Eso no inició la guerra, pero convirtió el partido en un mito y a esa persona en otro.