Isaac Rabin, junto al representante palestino Yaser Arafat, estrechó la mano de la paz en una histórica ceremonia en 1993, con Bill Clinton como testigo. Los Acuerdos de Oslo establecieron las bases para la autonomía de Palestina y prometieron una paz duradera entre dos pueblos que habían sido enemigos durante décadas.
El líder israelí y Yaser Arafat fueron galardonados con el Premio Nobel de la Paz un año después de la histórica firma. Sin embargo, en Israel, surgieron voces de oposición, y entre ellas, la del actual Ministro de Seguridad Nacional de Israel, Benyamin Netanyahu. Netanyahu lideró un movimiento de extrema derecha que acusaba a Rabin de traición por ceder territorios a Palestina.
El clima de odio y violencia continuó creciendo hasta que, en 1995, Rabin fue asesinado a tiros por un joven israelí de extrema derecha. Rabin había terminado un mitin en el que defendía la paz firmada, cuando fue tiroteado por la espalda. A pesar de los esfuerzos para salvar su vida, los tres disparos acabaron con él conmocionando al mundo entero y marcando un punto de inflexión en la historia de Israel y Palestina.
28 años después del asesinato de Rabin, aquellos que acusaron al líder de traidor por buscar una solución pacífica ocupan puestos de poder en el gobierno de Benjamin Netanyahu. El sueño de Isaac Rabin por la paz se mantiene inalcanzable mientras las heridas del pasado siguen sin cerrarse.
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