Obsesión por Groenlandia
Trump no puede comprar Groenlandia, pero sí invadirla: sería la guerra más corta de la historia
Los detalles Sin posibilidad de comprar la isla, Washington solo necesita bajar la bandera danesa para tomar el control. Pero una anexión forzosa desataría un terremoto en la OTAN.

Washington vuelve a fijar su mirada en Groenlandia, y esta vez lo ha hecho con una maniobra diplomática que ha terminado en escándalo. La Casa Blanca planeaba enviar a la esposa del vicepresidente J.D Vance a la isla con la excusa de asistir a una carrera de trineos, pero la primera ministra danesa canceló la visita, denunciando "una presión inaceptable" por parte de Estados Unidos.
El revuelo ha obligado a un cambio de planes: ahora será el propio vicepresidente quien viaje, aunque solo para visitar la base militar estadounidense en la isla, sin posibilidad de reuniones políticas.
¿Por qué Trump quiere Groenlandia?
Desde su primer mandato, Donald Trump ha manifestado un inusual interés en adquirir Groenlandia, una isla de importancia geoestratégica y rica en recursos naturales. Sin embargo, su deseo choca con una barrera infranqueable: la constitución danesa prohíbe vender territorio nacional, y los groenlandeses –que tienen un amplio margen de autogobierno– han dejado claro que no desean convertirse en el estado número 51 de EEUU. Según encuestas recientes, el 85% de la población rechaza cualquier integración con Estados Unidos.
Esto deja a Trump con solo dos caminos: esperar a que Groenlandia se independice y luego negociar su anexión, un escenario altamente improbable, o recurrir a una medida extrema: la ocupación militar.
¿Podría EEUU invadir Groenlandia?
Aunque suene descabellado, la posibilidad de una anexión forzosa no es completamente descartable. En términos militares, EEUU ya tiene una presencia dominante en la isla, ya que la única fuerza armada destacada allí es la suya propia. En caso de una ocupación, bastaría con retirar la bandera danesa y alzar la de las barras y estrellas.
Sin embargo, esto desataría un terremoto diplomático dentro de la OTAN. Que un país miembro de la Alianza invada a otro sería un golpe sin precedentes para la estabilidad geopolítica, provocando una crisis internacional inmediata.
Groenlandia, el nuevo tablero de la Guerra Fría
Más allá de las ambiciones de Trump, Groenlandia ha adquirido una nueva relevancia en el escenario global. El informe anual de inteligencia de EEUU ha advertido que tanto China como Rusia han puesto la mira en la isla, debido a sus vastos recursos naturales y a su ubicación estratégica en el Ártico.
Además, el deshielo provocado por el cambio climático podría abrir una nueva ruta marítima entre Europa, América y Asia, una vía que reduciría drásticamente los tiempos de navegación y otorgaría un control comercial sin precedentes a quien la domine. Para Washington, garantizar su influencia en Groenlandia es una jugada maestra en el tablero global.
Estados Unidos ha intentado comprar la isla tres veces en su historia, siempre sin éxito. Ahora, bajo la administración Trump, parece estar explorando caminos menos diplomáticos para lograr su objetivo.