La tensión entre Alemania y Turquía ha alcanzado un nuevo nivel, esta vez no por cuestiones políticas o históricas, sino por algo tan cotidiano como el dóner kebab. La Federación Internacional del Dóner, con sede en Estambul, ha presentado una solicitud ante la Unión Europea para garantizar que solo se pueda considerar "dóner kebab" aquel que cumpla con ciertos ingredientes y métodos de preparación específicos.

Turquía, orgullosa de ser la cuna del dóner kebab, busca registrar esta receta como una Especialidad Tradicional Garantizada (ETG). Según la propuesta turca, la carne del dóner debe cumplir estrictos criterios: si es carne roja, debe ser de vacuno de al menos 16 meses o de pierna y/o lomo de oveja de al menos seis meses. En el caso de la carne blanca, debe ser una mezcla proporcionada de 100 kilos de pechuga o muslos de pollo, con la adición de especias y cebolla.

Este movimiento ha generado una fuerte oposición en Alemania, donde el dóner kebab ha evolucionado desde la llegada de cerca de un millón de turcos en los años 60. La receta alemana del dóner ha adaptado ingredientes más accesibles y locales, incluyendo carne picada, vacuno joven y pavo, elementos que Turquía rechaza.

La industria alemana del dóner kebab, con más de 200 centros de producción, ve en esta imposición una amenaza a su identidad y economía. Los productores alemanes se enfrentan a la disyuntiva de adaptarse a la receta turca para mantener la denominación de "dóner kebab" o buscar un nuevo nombre para sus productos, lo que podría afectar su popularidad y ventas.

Esta no es la primera vez que una disputa culinaria llega a las instancias europeas. Italia logró que la pizza napolitana obtuviera una certificación que obliga a cumplir ciertos requisitos para llevar ese nombre, y España hizo lo mismo con el jamón serrano. Ahora, Turquía busca un reconocimiento similar para su dóner kebab.