Un micrófono abierto ha pillado al ministro de Cultura, Ernest Urtasun (Sumar) hablando con el diputado de ERC, Francesc Marc-Álvaro Vidal, tras el intento fallido de aprobar una de las iniciativas legislativas del Gobierno en el Congreso de los Diputados, presumiblemente la senda de déficit -cimiento de los Presupuestos de 2025-, tumbada por Junts. "En el Consejo de Ministros nos han dicho que lo tenían atado, y ahora resulta que no. Es una hostia para el Gobierno", dice el ministro.

Este desliz se suma a una larga lista de incidentes similares. La compañera de partido del ministro Urtasun, la vicepresidenta Yolanda Díaz, fue pillada por un micro abierto diciendo "a la mierda" cuando aplaudía una intervención de Pedro Sánchez en respuesta al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. Díaz confesó que lo dijo después de una sesión llena de insultos hacia el Gobierno.

El Congreso de los Diputados es un lugar muy común para encontrar un micrófono abierto. Al expresidente del Congreso Federico Trillo se le escapó la expresión "manda huevos" tras dar paso a una votación el 17 de abril de 1997. Trillo olvidó el micro abierto y sus palabras fueron captadas con claridad por las cámaras. Otra expresidenta, Ana Pastor, fue pillada quejándose de que los diputados se marchaban a comer cuando el debate en el hemiciclo iba a continuar. "Es una vergüenza", dijo Pastor cuando iba a anunciar que era el turno de la ministra de Agricultura para subir a la tribuna.

Pero a quienes se les da bien esto de los micrófonos abiertos son a los políticos del Partido Popular. Mariano Rajoy, al terminar de contestar a un periodista, se dirigió a Pilar del Castillo, sentada junto a él, para referirse al periodista que le había hecho la pregunta, y le dijo: "Este tío es tonto del culo". La secretaria de Comunicación de Rajoy, Carmen Martínez Castro, dijo sobre un grupo de pensionistas que se manifestaban:"Qué ganas de hacerles un corte de mangas de cojones y decirles: '¡Pues os jodéis'!".

Carlos Fabra se negó a responder a las preguntas de los socialistas y cuando se levantó la sesión, se armó cierto revuelo entre las filas socialistas, fue entonces cuando el presidente de la Diputación exclamó: "Payasos". José María Aznar cerró su discurso de resumen de la Cumbre de Barcelona en el Parlamento Europeo con un comentario en voz baja que recogieron los micrófonos: "Vaya coñazo que he soltado".

Hay una exdirigente del PP que por lo que sea siempre ha tenido micrófonos abiertos cerca. Una noche de mayo de 2015, la todavía alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, se abrazaba al todavía delegado del Gobierno, Serafín Castellano, para lamentar la derrota de su partido en las urnas. "¡Qué hostia! ¡Qué hostia!", se quejaba la política del PP en una escena que captaron las cámaras.

A nivel internacional, el presidente, Joe Biden, no pudo aguantarse el insulto a un periodista y el ex primer ministro británico David Cameron se fue tarareando justo después de dimitir. Estos incidentes subrayan la necesidad de los políticos de apagar los micrófonos al terminar, de no fiarse porque un cámara no apunte y menos aún de un micrófono que está lejos.