El peso de un perito

El valor del peritaje de lectura labial en el juicio de Rubiales, una prueba sólida en España

Sí, pero... Su interpretación está sujeta a limitaciones, ya que no ofrece la misma objetividad que otras evidencias físicas como las huellas dactilares o el ADN.

El valor del peritaje de lectura labial en el juicio de Rubiales, una prueba sólida en España

El expresidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, ha afirmado que la jugadora le dio su aprobación para besarla, además ha mencionado que "se comía a besos a un montón de futbolistas" y que había "metido la pata".

Tras escuchar estas declaraciones, surgen varias inquietudes. En primer lugar, Rubiales era un superior y Hermoso su subordinada. Este detalle es importante porque, según su versión, le preguntó si podía besarla, si se besaba con otros hombres, o si se trataba de un simple 'piquito'. Sin embargo, la cuestión de si esto fue consentido o no sigue siendo relevante. En este tipo de situaciones, la relación de poder entre un superior y una subordinada no puede quedar fuera de la ecuación.

Para defenderse, Rubiales presentó este martes a un perito experto en lectura labial, con la intención de demostrar que en el momento en que ocurrió el beso, él preguntó "¿te puedo dar un besito?". Según su defensa, esto debería justificar su acción. Sin embargo, cabe cuestionar el peso de este peritaje.

¿Es el peritaje de lectura labial una prueba sólida?

En España, la lectura labial se admite como prueba en los tribunales, aunque no es tan sólida ni objetiva como otras pruebas, como las huellas dactilares o el ADN. El peritaje puede ser útil, pero es el juez quien tiene la última palabra en cuanto a la validez y la fuerza de la evidencia presentada.

A diferencia de las huellas dactilares, la lectura labial depende de la visualización y de sí los sonidos que se emiten pueden interpretarse claramente. No existe una titulación oficial para los peritos en lectura labial, pero muchos de ellos provienen de cursos especializados ofrecidos por asociaciones de sordos y logopedas, lo que aporta una perspectiva diferente, al ser en su mayoría personas con problemas auditivos.

Por otro lado, el detector de mentiras, o polígrafo, no es admitido como prueba en la justicia española. A pesar de ser solicitado por algunas partes, se considera poco fiable, y el juez puede rechazar su uso de inmediato. Esto subraya la complejidad de las pruebas en un proceso judicial y cómo, en última instancia, depende del juez valorar su eficacia.