El encuentro entre Viktor Orbán, actual presidente del Consejo Europeo y primer ministro de Hungría, y el presidente ruso, Vladímir Putin ha provocado una oleada de indignación en la Unión Europea. La visita ha sido criticada por líderes europeos, como Ursula von der Leyen y Josep Borrell, así como por altos responsables de seguridad de la UE.
Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y Borrell, alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, han condenado la visita de Orbán, calificándola de "irresponsable" y "contraproducente" para los esfuerzos diplomáticos de la UE. La responsable de seguridad de la UE también se ha sumado a las críticas, señalando que este tipo de acciones ponen en riesgo la cohesión y la credibilidad de la Unión.
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A pesar del malestar generalizado, la reunión de Orbán con Putin no tendrá más consecuencias que una reprimenda pública. Esto se debe a que el presidente de turno del Consejo Europeo no posee competencias ni poder ejecutivo, y su papel es meramente representativo durante los seis meses de la presidencia rotatoria. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha recordado a Orbán que no tiene autoridad para negociar la paz en Ucrania, subrayando que estas funciones no entran dentro de las competencias de la presidencia rotatoria.
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