En el actual panorama político autonómico, Vox se erige como un actor clave manteniendo una influencia significativa en varios parlamentos. La capacidad de este partido para alterar la estabilidad de los gobiernos del Partido Popular se ha convertido en un tema central de debate. Aunque los gobiernos autonómicos ya están constituidos, la dinámica diaria de la política, especialmente en la aprobación de leyes ordinarias, presenta un escenario incierto.

Para que un gobierno sea derribado, es necesario una moción de censura que cuente con mayoría absoluta. Esto requeriría un acuerdo entre Vox y el Partido Socialista Obrero Español, junto con otros partidos pequeños. En las seis comunidades donde esto podría suceder, la moción de censura solo prosperaría si obtuviera la mitad más uno de los votos. Sin embargo, el consenso entre Vox y el PSOE parece improbable debido a sus profundas diferencias ideológicas.

En el ámbito legislativo cotidiano, la situación es diferente. Si Vox decide votar en contra de las propuestas del PP, estas no saldrán adelante, paralizando efectivamente la gobernabilidad. Este escenario es particularmente crítico en comunidades como Extremadura, Castilla y León, y la Comunidad Valenciana, donde la oposición suma más que el PP y sus posibles nuevos aliados. Aquí, la aprobación de leyes y medidas dependerá en gran medida de la postura de Vox.

Por otro lado, en regiones como la Región de Murcia, las Islas Baleares y Aragón, el PP podría gobernar con mayor tranquilidad si Vox opta por la abstención. En estos casos, el PP y sus afines sumarían más que la oposición de izquierdas, permitiendo que las iniciativas legislativas avancen.