María, víctima de un estafador del amor, se sentía sola y decidió abrirse una cuenta en redes sociales para conocer gente. "En aquel momento necesitaba a alguien que me escuchase", expresa. Conoció a Bruno, un hombre que aseguraba ser ingeniero en Francia. "Tenía muchas fotos, pero fotos posadas. Me fijé más en el físico que en lo que decía", reconoce. Estuvo hablando con él semanas por el día y por la noche hasta que él le informó de que se iba a Costa de Marfil un par de meses.
Al cabo de pocas horas le pidió una primera transferencia argumentando que tenía la tarjeta bloqueada. Las peticiones de dinero no cesaron. Le pidió una tarjeta para internet y dinero para comer. "No paraba de pedirme", relata. Aún así, nunca llegaron a verse ni por videollamada. Él le ponía excusas. María llegó a pagarle un billete para volver. Le llegó a pagar hasta 5.000 euros.
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Llegado a un punto, María le dijo que no tenía más dinero. Él le dije que lo robase. La estafada se negó y él comenzó a acosarle por llamadas y correos electrónicos. "Me salió él con otro nombre y otra edad", cuenta. "El dinero se puede recuperar trabajando, pero lo personal no", lamenta.