El abogado de la discoteca Teatre, José María Caballero, ha asegurado este martes en Más Vale Tarde que el local "no tenía licencia". Algo que ocurrió después de que el local incendiado ubicado en las Atalayas, Murcia, se dividiera en dos para alquilar la otra parte hace más de un año.
De esta salió la otra discoteca afectada que es Fonda Milagros. Sin embargo, a ojos del Ayuntamiento Fonda no existe, porque no se aceptó la petición de la división. "Con toda las reservas ya que no he tenido tiempo de estudiar la documentación, entiendo que, efectivamente, el hecho de que la licencia que existía en cuanto cambia la distribución, automáticamente, lleva aparejada la revocación de la licencia y, por tanto, el cese de actividad", ha señalado el letrado.
"Si bien, es cierto que cuando se notifica ese cese de actividad a la sala Teatre porque no cumplen determinados requisitos, inmediatamente, se presenta un escrito acreditando que sí se cumplen", ha señalado el letrado. De hecho, señala, el Ayuntamiento "ha estado mandando una serie de inspecciones". "La última de ellas en marzo", ha afirmado, añadiendo que primero acudieron en febrero para una inspección de sanidad y que esta puso de "manifiesto la existencia de una serie de deficiencias".
Después, ya en marzo, "se acude y se comprueba que la totalidad de las deficiencias que se habían puesto de manifiesto en febrero habían quedado subsanadas". Caballero ha confirmado que, según la información que tiene, el local "sí tiene seguro". Por otro lado, añade que está claro que "los limitadores de sonido no son como los que había anteriormente". "El limitador de sonido daba información al Ayuntamiento. Esto estaba plenamente operativo", ha aseverado.
Preguntado si están echando la culpa al Consistorio, ha sido tajante: "No echo la culpa al Ayuntamiento, sino que estoy diciendo que no era una actividad clandestina. Licencia no tenía como tal porque se había perdido". "Cuando se notifica la orden de cierre, comunicaron que sí cumplían los requisitos. Se acreditó con el informe del ingeniero", ha añadido el abogado.
Entonces si hay una orden de cierre, ¿por qué se cumplió? "No se lo puedo decir. Seguro que ellos siguieron porque estaban cumpliendo absolutamente la normativa y siguieron adelante con la actividad. Era una actividad conocida y diariamente el Ayuntamiento iba teniendo conocimiento del nivel de ruido que se estaba haciendo. Y, por tanto, era conocedor de que la actividad se estaba desarrollando", ha zanjado José María Caballero.