El día 14 de septiembre, los padres de una niña de 3 años acompañan a su hija al centro de atención primaria por los dolores de estómago que presentaba la menor. Allí, la mandan a casa con un medicamento contra las náuseas. El dolor no cesa y los padres vuelven a llevar a su hija a otro centro de atención primaria, donde vuelven a llevarla a casa con el mismo medicamento.

No es hasta el día 18 cuando vuelven al primer centro de salud y, ahora sí, se percatan de que la menor presenta un estado de salud muy delicado, con poco pulso y deshidratada. Es entonces cuando deciden mandarla al hospital, donde la menor cae inconsciente y presenta rigidez de miembros.

Pese a los intentos por reanimarla, llegando a administrarle adrenalina en cinco ocasiones, la niña fallece. No llegaron a derivar a la niña a otro hospital al no darles tiempo a hacerlo.