El cura Francisco Javier Cuenca, acusado de sedar y después agredir sexualmente a varias mujeres, denunció a su novia por el robo de un disco duro días antes de su detención. Él argumentó ante la Policía Nacional que la que era su pareja lo hizo por despecho, pero con la denuncia lo que ha hecho es confirmar que los vídeos grabados de las agresiones eran suyos.
El día 6 de septiembre el cura denunció que le habían robado material informático y 3.000 euros. La Policía, que lleva un mes revisando el material para saber si hay más víctimas y otros detalles, al recibir esa denuncia del sacerdote tardó cinco días en detenerlo.
De hecho, su denuncia fue la que aceleró el proceso ya que haciéndolo, reconoció que las imágenes eran suyas. "La inteligencia no es algo que le presumo mucho a este señor", ha señalado este miércoles en Más Vale Tarde la abogada penal y criminóloga Beatriz de Vicente. No obstante, ha señalado que existe dos opciones que justifiquen su actuación,
Por un lado, puede que él haya "picado de vanidad y denunció el robo por si le devuelven el material", ha explicado la abogada. Pero también puede que sea "incluso un acto de venganza". Esta última opción tiene sentido si lo que busca el cura es que la que era su pareja podría enfrentarse a una "denuncia por hurto".
La Policía ha llamado a la operación de su detención 'pájaro espino', inspirados en una serie que cuenta la historia de un sacerdote que llegó muy alto en la jerarquía y acabó manteniendo una relación con una de las feligresas.