Analizamos el caso del matrimonio de Albacete acusado de doble parricidio. Se juzga a Germán y Aroa, de Albacete, por las muertes de sus dos hijos. El primero, Omar, murió a los cuatro meses de nacer; el segundo, Dylan, que nació un año después de la tragedia, también murió a los cuatro meses. El fallecimiento de este pequeño propició la investigación que ha descubierto el infierno que vivieron ambos bebés antes de su trágico desenlace, asesinados presuntamente a manos de sus padres.
Aroa y Germán parecían una pareja absolutamente normal. En septiembre de 2017, tienen un hijo, Omar. Durante sus cuatro primeros meses de vida, el pequeño sufrió hematomas y hasta fracturas de clavícula y cadera. El 28 de enero de 2018 ingresa con un traumatismo craneoencefálico que le deja en coma, y acaba falleciendo. Al año siguiente, la pareja vuelve a tener un bebé. Esta vez Dylan, quien padeció maltrato continuo, hasta sufrir una fractura de fémur y, en otra ocasión, de varias costillas.
En junio de 2019, volvió a fracturarse las costillas e ingresó en el hospital por colapso respiratorio. No pudo salvar su vida. Cabe destacar que, en el caso de Omar, su madre no llamó al 112, sino a un amigo que fue quien llamó a la ambulancia. En el caso de Dylan, sí llamó la madre. Aunque en el juicio se les ha preguntado a los padres qué les hicieron a sus hijos, ellos dicen que no recuerdan nada y no se explican cómo tenían todas esas fracturas.
La Fiscalía pide para Germán y Aroa prisión permanente revisable por lo sucedido, pero no son los únicos acusados en este caso. También el órgano reclama para la suegra de Aroa hasta cuatro años de prisión. La razón: según la fiscal, esta mujer sabía lo que les estaba sucediendo tanto a Omar como a Dylan, y sin embargo no hizo nada por impedirlo, salvo una cosa: pensaba que los pequeños eran víctimas de un mal de ojo y practicó unos rezos extraños.