Desde que fue absuelto por el caso de los trajes, Francisco Camps sólo es la sombra de lo que un día fue. Tardó un mes en volver a ponerse delante de las cámaras. En febrero de 2012, Camps llegaba a la universidad de Elche para presentar su tesis y ser nombrado doctor. Camps declaraba que "quiero disfrutar del día, que es muy importante para mí".

Pero su gran día estuvo manchado por los abucheos con los que los estudiantes le dieron la bienvenida. Él, con su absolución a cuestas, intentaba defenderse. Sus familiares le recibieron en el aula con aplausos. Pero mientras él intentaba hablar de su tesis, los estudiantes le pedían que hablara de corrupción.

Pocos días después, se producía el regreso de Francisco Camps a las Corts Valencianas como diputado. Él seguía sintiéndose una estrella y aseguraba "qué grandes sois. Me tenéis que hacer un resumen de esto para poder verlo en familia".

Dentro de las Corts, sus compañeros le recibieron con abrazos y gestos de cariño y él, encantado. Tan encantado estaba Camps de conocerse que, a los pocos días, concedió una amplia entrevista a la revista Telva. Posa, sonríe y se gusta.

Además confiesa lo que todos suponían, quería volver a la primera línea política y aseguraba que “ahora estoy más preparado que antes".

Sin embargo, el tiempo y la sombra de la corrupción jugaba en su contra. Su escaño de diputado permaneció vacío hasta el 17 de abril de 2013, cuando el Tribunal Supremo ratificó su absolución en el caso de los trajes. Pero Camps no parecía conformarse con su nuevo puesto y, quizá por ello, no es frecuente verle sentado en él.

Francisco Camps, el que quiso volver, vive ahora sus horas más bajas. Apariciones contadas, con una repercusión mediática que sigue marcada por un pasado que continúa persiguiéndole.