Montones de bolsas con restos de operaciones amontonadas en varias salas, es la imagen del Hospital La Fe de Valencia. Restos orgánicos que llevan varios días en el sótano del que parecía que iba a ser el buque insignia de la sanidad pública de la Comunidad Valenciana.

Así lo presentó Francisco Camps al inaugurarlo, "en algunos países no pueden levantar un hospital de estas características, y lo ha hecho un gobierno regional".

Ahora, lejos de ser un referente, sufre el síndrome de Diógenes. El hospital carece de un circuito de salida de residuos que debería evacuar diariamente los deshechos que genera su actividad quirúrgica, un problema de insalubridad que ya ha sido denunciado por los sindicatos.

El responsable sindical del Hospital La Fe, Francisco López, así lo afirmaba: “La macabra mercancía incluye residuos orgánicos. Las bolsas gotean y ensucian los carros con los desechos pasan delante de las cocinas y la sala de biberones, los servicios de limpieza no dan a basto y está todo sucio”.

A los problemas técnicos para recoger la basura se suma la reducción de personal de limpieza que se ha aplicado en el último año. Los trabajadores piden que se ponga en marcha el circuito de salida de basuras y se activen los contenedores que estaban destinados a este fin.

Sin embargo, según Francisco López, “desde la dirección de La Fe se ha negado todo conocimiento del problema”. "Cuando entraron en el Hospital Nueva Fe, con la inversión que se hizo y ya que ponen un tubo de residuos se tenían que haber asegurado de que ese tubo iba a funcionar para evacuar los residuos convenientemente".