Cada día falta menos para que termine el colegio y mientras los más pequeños esperan la fecha con granas, sus padres ven pasar los días con preocupación. Los tres hijos de Raquel Enrique comen en el colegio gracias a una beca y ella explica a un equipo de laSexta Noticias que en un comedor "tienen su plato de comida fijo".

Con la llegada de las vacaciones, llega también el cierre de los comedores escolares y, en muchas casas, se duplica el gasto y los números no cuadran. Para ayudar a estas familias, durante el pasado verano, tras Comunidades Autónomas mantuviron abiertos sus centros: Andalucía, Extremadura y Canarias. Casi 15.000 niños pudieron disfrtura de una dieta equilibrada, clases de refuerzo y actividades extraescolares.

Sin la ayuda de estos comedores de verano, muchas familias deben cambiar la fruta, la carne o el pescado por la bollería industrial, que sacia por menos directo, pero no alimenta, algo fundamental durante los primeros años de crecimiento y que preocupa, mucho, a los médicos. Carmen Gómez Candela, jefe de Nutrición del Hospital La Paz, explica que "los requerimientos nutricionales de los niños son más altos y, además hay que asegurar crecimiento y desarrollo, por lo que no se pueden reducir".

La experiencia volverá a repertirse este año en Andalucía, Extremadura y Canarias. Mientras, en otros puntos de España como Elche o Vigo, conscientes de la magnitud del problema, estudian abrir sus comedores también durante el verano. 

En Madrid, el PSOE pedirá en el próximo pleno municipal que los comedores no cierren tras el fin de las clases, propuesta que cuenta con el aopoyo de las asociaciones de padres de la Capital. Así lo confirma Juan Torres, de la Asociación de Padres de la Comunidad de Madrid, que asegura que "las familias más necesitadas tienen que alimentar a sus hijos". 

Los responsables de las empresas encargadas de realizar las comidas de los centros comparten la iniciativa. Las dudas sólo surgen, eso sí, a la hora de pasar la factura.