Alberto Chicote sorprende a la plantilla de Magalia con la introducción de un nuevo elemento a su sistema para llevar a cabo el servicio: una trompeta de feria. "Cada vez que yo vea que hay algo del servicio o de falta de empatía con los trabajadores que no me cuadra, lo que haré será avisar que voy (hace sonar la trompeta). En ese momento, Manuel, te tendrás que poner a pelar unas patatas o fregar unos platos".
El propietario del restaurante afirma que al él se "la pela" tener que ponerse manos a la obra. "Me la suda, ni me preocupa", declara ante las cámaras de Pesadilla en la cocina.
Para comenzar el ejercicio, tendrá que empezar atendiendo una mesa "un tanto especial". "Las personas que van a estar en esta mesa son Júnior, trabajó hace un par de años aquí; a continuación viene May, estuvo de camarera en el restaurante, y a continuación viene Mari Luz, que estuvo trabajando en el restaurante 10 años", anuncia el chef.
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Los exempleados toman asiento. "Imagínate, a estos extrabajadores míos yo les dije que no valían para trabajar aquí", reconoce el hostelero en su entrevista personal. "Chicote, conmigo no vas a poder. Yo sirvo esta mesa y las que hagan falta", concluye.