laSexta estrena mañana miércoles, en prime time, una nueva entrega de Pesadilla en la cocina. En esta ocasión, el programa viaja por primera vez a Melilla y lo hace con la intención de ayudar el restaurante-tetería de un joven dueño de lo más particular.
La Tetería Nazarí está regentada por Mohamed, un amante de este tipo de gastronomía y un jefe completamente desconcertante: es déspota y tierno al mismo tiempo, se emociona en el momento menos esperado y tiene tanto miedo a que le copien sus recetas que no las ha revelado a nadie, ni siquiera a sus empleados. Mohamed mantiene un absoluto misterio en torno a ellas. Son su gran orgullo y siente que nadie más debe conocerlas. Como cocinero, incluso llega a esconderse para que nadie vea sus platos hasta que no están completamente acabados. El problema es que él está convencido de la excelencia de sus platos, a los que Alberto Chicote llega a calificar de "comida de estudiantes" debido a su mala calidad.
Un dueño que esconde sus recetas y una plantilla joven y anárquica
A la desconcertante manera de ser del dueño y a la baja calidad de su oferta gastronómica se le une una plantilla complicada. Los empleados son jóvenes y no tienen experiencia. También son físicamente atractivos. Pero su verdadera característica es la insolencia. Actúan de forma descarada ante el dueño y se encaran ante Alberto Chicote, que pone a prueba su propia paciencia en un entorno de caos, gritos y nula organización.
En la Tetería Nazarí los clientes se impacientan. Los platos tardan mucho en llegar y cuando llegan, no están como debieran. Algunos están casi quemados, otros fríos, la calidad de otros deja mucho que desear… En sala reina la anarquía. Y en cocina reinan el caos y la desorganización. Una combinación explosiva que está a un paso de hacer estallar un negocio que lo es todo para Mohamed. Alberto Chicote intentará establecer un nuevo método de trabajo que, de aplicarse, podrá resolver muchos de los problemas de la tetería Nazarí. Pero si el dueño no asume los graves y desconcertantes errores que comete diariamente, la misión no será tan sencilla y puede quedar encallada salvo compromiso general. El chef hará lo imposible por meter en vereda a una plantilla anárquica y demasiado inexperta y por abrirle los ojos a un dueño que, a veces, se encuentra muy lejos de la verdadera realidad.
Así es el bar del C.D. Estoril II
"Estas croquetas parecen la Bahía de Ha-Long de Vietnam": Chicote alucina con la comida del bar del Estoril
Alberto Chicote prueba la comida del restaurante Estoril, en Móstoles. Desde "croquetas congeladas" a los peores calamares del mercado: "Te vuelve el bocadillo a la cara, te duele hasta los dientes".