Unas patatas duras son la gota que colma el vaso de la tensión en El Palomo. "Es posible que se haya quedado alguna papa dura cocida y se ha cogido hoy, ¿no?", intenta explicarse Jesús, el cocinero del restaurante, ante Alberto Chicote, pero sus excusas no le sirven de nada al chef. "Y te pregunto yo: si de dos que prueban las dos están duras, ¿han cogido justo esas dos o es que todas están duras?", le reprocha.
"Por huevos", dice comenzando a enfadarse Jesús. La conversación comienza a calentarse cada vez más, hasta que Jesús monta en cólera. "Que te calles, que no tengo nada que hablar contigo. ¡Que te vayas a chuparla por ahí!", estalla. "¡¿Que me vaya a chuparla?! ¿Esa es una manera de tratarme?", se ofende Alberto Chicote. "Sí, porque tú no tienes educación", le replica.
Antonio, el dueño del restaurante, intenta mediar, aunque no elige las palabras más adecuadas para ello. "En este vida hay que aguantar, hazlo por nosotros", le pide a Jesús. Una súplica que el chef no puede comprender. "¿Pero aguantar el qué? ¡Si solamente le ha dicho tu hija que la patata estaba dura!", le contesta.
"Mira, mira, ¡el tonto este! ¡A mí no me insultes más! ¡Vete fuera de la cocina!", sigue vociferando el cocinero. "¡Si alguien me tiene que sacar de la cocina es este señor (el dueño de El Palomo) y no tú!", vuelve a encararse Chicote.
La tensa bronca entre ambos provoca que Antonio se refugie en la despensa para llorar lejos de los gritos.