Las palabras de Chicote calan profundo en María, que se emociona, y comprende que la única esperanza de salvar 'La dulce Harleey' pasa por seguir a raja tabla todos los consejos del chef. Empieza el segundo servicio, cada uno parece tener claro su espacio de trabajo pero todo se tuerce desde el primer minuto.

Nada más entrar las primeras comandas se enteran de que no queda pan de hamburguesa y María, la dueña, obliga a una clienta a ir a comprar el pan. "¿Viene alguien a comer y le mandas a por el pan?¡Madre mía!", alucina el chef de Pesadilla. Por otra lado, Serrucho, el encargado, miente a Chicote en pleno servicio, algo que al chef no le ha hecho ninguna gracia: "Una cosa te voy a decir, no me la intentes colar, porque te he dado dos bolsas de hielo enteras".

De pronto, una clienta entra en la cocina para guardar un trozo de un pastel suyo, traído de casa, en la nevera del restaurante. "Te lo meto aquí, ¿vale?", le dice la clienta. "¿Cómo? ¿Quién te ha dado permiso?", responde sorprendida Lola, la cocinera, a lo que la clienta le responde: "Me ha dado permiso María, como siempre". "En este bar la gente tiene la cara muy dura, pero lo consiente María", explota Lola ante las cámaras de Pesadilla. "Si aquí vienen todas las amigas a traerse la comida, la bebida y todo, ¿qué dinero va a sacar María de aquí?", sentencia la cocinera.