A los pies del campo de fútbol en el que su hijo y él jugaban cuando Jonathan era pequeño, Manel se encuentra con Alberto Chicote para hablar, precisamente, de aquellos tiempos y de los que vinieron. El peso del ayer hace que Manel no pueda levantar cabeza hoy. Quizá por ello el Nicasso no logra coger altura.

Su relación con su hijo es la gran pena que le atormenta. "Mi hijo me amaba, siempre estaba encima de mí en el sofá". Estaban muy unidos, pero todo cambió cuando se separó de la madre de Jonathan. "Lo más importante era no consumir. Entonces tuve que alejarme de todo. Fue muy duro para él porque estaba con 14 años en plena adolescencia, en el peor momento que puede tener una persona, ¿no? Y entonces, estuvo cinco años sin hablarme", confiesa ante Chicote.

Retomaron su relación después de la pandemia. "Yo iba con mi hija María... y nos encontramos a Jonathan de repente". Llevaban entonces cinco años sin verse. "Estuvimos en el bar, hablando, hablando, hablando". Sin embargo, Manel cree que su hijo todavía no es capaz de confiar en él. "Creo que me quiere mucho, pero le cuesta".

Lo único que él quiere es que su hijo le dé un abrazo, pero entiende que le guarde rencor. "No he estado cinco años de su vida, a mí me dolería que eso me lo hiciera mi padre", reconoce. Alberto Chicote tiene una sorpresa muy especial preparada para él. Jonathan llega hasta donde ellos se encuentran y ambos, por fin, se funden en un abrazo.

"En algún momento tienes que dejar de mirar solamente para atrás y empezar a mirar para adelante. Sobre todo, por una cosa, porque, si quieres afrontar un futuro diferente, no puedes pasar tanto tiempo anclado en un pasado que ya se ha ido", le recomienda el chef de Pesadilla en la cocina.