Alberto Chicote nunca se había encontrado en una situación parecida en todas las temporadas de Pesadilla en la cocina. El dueño del Nicasso, el restaurante al que está echando una mano el equipo del programa, está endeudado hasta los ojos. Tanto que tiene que vivir en el local.

"No tengo otro sitio, no tengo ni casa. Tengo que dormir aquí todos los días y vivir aquí. No tengo ni puedo tener una pareja, ni puedo tener nada", lamenta Manel ante el chef. Las cámaras reparan en cada rincón, en el que vemos cómo se amontonan las escasas pertenencias del propietario del establecimiento sobre una estantería.

Son pocas las posesiones que puede guardar en esos pocos metros cuadrados. Solo tiene su cama, su tele y su fuet. "El fuet y las chucherías no pueden fallar", aclara.