Manel acaba de mandar "a la puta calle" a Gabriela, pero se arrepiente al instante. La camarera se va rápidamente y el dueño del Nicasso pide a su otra empleada, Vanesa, que la siga y le pida que vuelva. Alberto Chicote presencia esta escena atónito. "Vete tú detrás de ella, que la empleada es suya, no tuya", le dice el chef.
El propietario está cansado de que la camarera no le escuche y le plante cara. Aún así, se marcha a la calle para buscarla, pero la situación empeora y Vanesa también acaba enfadándose con él. En mitad del servicio, Manel abandona y se va a la tienda de su hijo, que se encuentra en el local contiguo.
Chicote llega mientras él pone verde a las trabajadoras con Jonathan. "¡Me contestan! ¡Me contestan a todo! ¡Es imposible! Vanesa parece la duquesa de Alba y vuelve a lo mismo", se queja amargamente. La pregunta es sencilla y evidente y la formula el conductor de Pesadilla en la cocina. "¿Y por qué sigue ahí?", quiere saber. "¡Porque la quiero! ¡Porque no puedo echar a nadie!".
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Ante las cámaras, Manel reflexiona. "Qué difícil es eso, ¿no? Cuando quieres a las personas es difícil cambiarle el chip de amiga a empleada". Él está dispuesto a dejarlo todo atrás y da el restaurante por perdido.
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