Manel no tiene para alquiler un piso o meterse en una hipoteca. Vive en el restaurante, que se cae a pedazos. La instalación eléctrica es un desastre y la parrilla no deja de echar humo por todo el local.

El chef de Pesadilla en la cocina se ha propuesto corregir la decadencia del Nicasso y, para ello, necesita conocer su historia y su situación financiera. Manel no se deja ni un detalle.

Su dura situación económica viene de tiempos atrás, tiempos peores en los que trabajaba de las 8 de la mañana a las 2 de la madrugada sin parar en el que fue su primer negocio y le dejó completamente arruinado.

Su manera de intentar soportar esas auténticas palizas que se pegaba a diario era el alcohol. "Mi exmujer tenía un calendario en la peluquería y me dijo que iba a apuntar los días en los que bebía. Hubo un mes que no hubo ningún día sin la cruz", narra Manel ante Alberto Chicote.

Su madre también le dio un ultimátum. "Me da igual que te tires por el balcón, me da igual que te mates, no te voy a ayudar nunca más", llegó a decirle. "Ese día dejé de beber", reconoce. De eso hace 14 años.