"La gente no viene a un restaurante para escucharte a ti cagarte en la madre que parió a Paneque. ¿Sabes lo que eres para todos esos que están ahí? Un bocazas y un payaso". Ciertamente, Alberto Chicote puede ser más que contundente en algunos momentos. Pero no se puede negar que durante estas siete temporadas de Pesadilla en la cocina ha tenido que vivir situaciones que lo han llevado al límite, como podemos ver en el vídeo que acompaña a esta noticia.
En más de una ocasión, el chef se ha visto obligado a pagar los 'platos rotos' (a veces, de manera literal) de unos restaurantes que iban sorteando a duras penas el desagradable momento de cerrar la persiana para siempre. Por ello, no es de extrañar que la tensión pudiera cortarse con un cuchillo en las cocinas en las que Alberto intentaba aportar su particular granito de arena, que a veces venía acompañado de una de cal.
En sus aventuras por diferentes locales de la geografía nacional se ha enfrentado a auténticos personajes, que han dejado una huella imborrable en la memoria de los espectadores del programa. Dueños, cocineros y camareros que hacían de la prepotencia y la arrogancia su carta de presentación. Y eso es algo que ha sacado de quicio en más de una ocasión al chef.
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Quizá la experiencia haya servido para que Alberto Chicote encare la octava temporada de Pesadilla en la cocina con un ingrediente nuevo en el bolsillo de su colorida chaquetilla: una tonelada de paciencia.
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