Durante el servicio de la Taberna Danka, Anka, la camarera y dueña, y Abdel, el cocinero, no paran de discutir. "Me da la sensación de que se ríe de mí", destaca Anka cuando Abdel pone de excusa el aceite de la freidora cuando se le queman las croquetas. Pero la cosa no acaba ahí y es que lo peor está por llegar. Los platos siguen sin salir de la cocina y, cuando salen, lo hacen en mal estado, lo que origina una fuerte discusión entre los dos dueños que termina con Anka abandonando el local.

Cuando la mujer vuelve a la Taberna de Danka la cosa empeora y es que su indignación por ver unos calamares quemados la hace estallar hasta tal punto de que los acaba tirando al suelo. "¡Os estáis burlando de mí y de todo!, ¡estos calamares son de burla!", grita Anka a Abdel, que termina abandonando la cocina. "Hemos tirado hoy un montón de platos y os da igual", insiste duramente la camarera.

"Cogió un plato y me dio un golpe, no voy a morir ahí", afirma, por su parte, Abdel muy indignado por el comportamiento de su jefa.