Nicola fríe dos clases de croquetas italianas: arancini, que son bolas de arroz, guisantes, queso y ragu; y croquetas de patata. El cocinero los frie con desgana porque asegura que "esos cacharros le tienen manía".
El cocinero confiesa además que antes las hacía caseras y que las que ofrece ahora son compradas, lo que Chicote ve como un signo de vagancia. "Encima me sale más caro", afirma. A lo que Chicote responde: "Pues entonces más tonto eres tú".
Las croquetas en cuestión llegan finalmente a la mesa de las clientas pero el plato vuelve a la cocina porque "están quemadas" y el cocinero vuelve a prepararlas de nuevo. Cuando llega el nuevo pedido a la mesa, las comensales creen que se trata de una broma: "Lo cambias porque está quemado y te lo traen más quemado".
Mientras sigue el servicio el chef Alberto Chicote no puede evitar desesperarse con el desorden de Nicola en la cocina que no deja de defender que "es su forma de trabajar". Los hijos de Nicola, que también trabajan en el restaurante, no se sorprenden de la actitud de su padre ya que le conocen bien: "No acepta críticas, es un cabezón".
Finalmente el cocinero decide no servir más arancini, un inconveniente para una clienta que quería esa opción porque no puede comer pasta si no es sin gluten. A pesar de que en la puerta del restaurante un cartel anuncia que disponen de pasta sin gluten, Nicola dice que no tiene y el chef de Pesadilla no entiende por qué, entonces, en la puerta se dice que sí.
Tras una bronca detrás de otra con Alberto Chicote, Nicola termina el servicio sin aceptar las críticas y contraatacando al chef porque asegura que "le ha tocado mucho los cojones".
Otros momentos destacados
El servicio de reapertura supone un gran avance con respecto a lo que se encuentra Chicote el primer día que visita el restaurante. En la revisión de la cocina, el chef está a punto de vomitar por el olor de un tupper que estaba en las cámaras.
Sin embargo, el desorden y la falta de higiene son la punta del iceberg de un sistema caótico que llevará a Chicote a imponer sus normas ante la negativa del dueñode 'La Tarantella' a cambiar.
Tras conocer un poco más el restaurante y a sus dueños, Chicote descubre que el declive del restaurante comenzó tras la enfermedad de Carmen, la dueña: "Me levanté un día y no podía caminar".
A pesar del buen trabajo de todos, la reapertura no es todo lo feliz que debiera ser porque Nicola recibe la amarga noticia de la muerte de su padre la noche previa. El cocinero dedica este servicio a su padre, al que no veía desde hacía cinco años.
Así es el bar del CD. Estoril II
"Estoy por meterme en el lavavajillas y cerrar": Alberto Chicote explota ante la "pesadilla" de servicio del CD Estoril
Álex, dueño del Estoril II, no para de liar con las comandas a su cocinero, Sami, que no puede más y comienza a llorar en la cocina. "Es una puta pesadilla esto", afirma Alberto Chicote.