Alberto Chicote se traslada a Móstoles para intentar reflotar La Casuca, un restaurante que durante 30 décadas fue uno de los mejores de Móstoles hasta que Ramón, su propietario dejó el negocio en manos de su hija Mari Ángeles y su yerno Emilio. Gritos, desplantes a los clientes y poca profesionalidad hacen que el chef de Pesadilla en la cocina se enfrente a uno de sus retos más difíciles.
Para comenzar su trabajo, Chicote prueba los platos de un restaurante que tiene una imagen "rancia". Pero antes le pregunta a la dueña qué problemas tiene el negocio. "Soy la dueña de esta casa, debería de hacerme cargo de todo y no...", comienza a explicar antes de derrumbarse y dejar plantado al chef.
Tras el desplante de Mari Ángeles, Alberto Chicote vuelve a hacer la misma pregunta al fundador de La Casuca y padre de la ahora propietaria. El hombre achaca la mala situación del restaurante a la "falta de ganas de trabajar" de su hija y su yerno, Emilio. El conductor del programa es testigo de cómo el ambiente se calienta.
Durante el primer servicio de La Casuca, Alberto Chicote vive un duro enfrentamiento entre Mari Ángeles y un grupo de clientes que ha encontrado plástico en los pimientos rellenos. Un fuerte cara a cara en el que la propietaria les acusa de mentir.
Sigue avanzando el servicio y los mismos clientes que encontraron plástico en la comida, critican el steak tartar. Un comentario que no sienta nada bien a Mari Ángeles y muchos menos a su hermana y cocinera, Elena. "¿Vas a consentir que un notas diga eso?", pregunta.
Después de que, incluso, los propios clientes critiquen el steak tartar de Elena, Alberto Chicote habla con ella para explicarle por qué está mal, pero lejos de aceptarlo, la cocinera se enfrenta a él para defender su plato. "Por ahí no paso", le dice.
Arranca un segundo servicio complicado tras conocer que la cocinera no piensa aparecer tras las crítica del chef. Además, la mala actitud de Mari Ángeles con los clientes complica aún más la situación. "Es un mal día para ser vegetariano", le responde cortante a una comensal.
Según transcurre el servicio, la dueña se desespera aún más, hasta tal punto que su "chulería" crece con el aumento de las críticas de los clientes. "Contigo no estoy hablando", responde la dueña a un comensal.
El caos del segundo servicio de La Casuca hace que las malas contestaciones de Mari Ángeles a los clientes sean algo continuo. Malas formas que también sufre Alberto Chicote que hace que estalle con la propietaria y cocinera en Pesadilla en la cocina: "¿Por qué tengo que aguantar que me vaciles? Tía, es de puta vergüenza".
Tras finalizar un desastroso segundo servicio,Alberto Chicote 'pilla' a la dueña criticándole. Después de "escuchar una cantidad de sandeces que no te puedes ni imaginar", el chef de Pesadilla en la cocina estalla: "¿Tú crees que puedes faltar a la gente de esa forma? No hay un dios que te aguante".
El equipo de reformas de Pesadilla en la cocina le da una identidad propia a la estética de La Casuca, incluso, como informa el propio Chicote han decidido hacer un cambio tan radical comenzando por el nombre del restaurante que ahora se llama 'El Figón del norte'.
Después del lavado de cara, llega la hora de la reapertura. Un ocasión especial en la que Mari Ángeles está agobiada y cuando se agobia es muy borde. Algo que comprueban de primera mano los comensales que se quedan atónitos con la "falta de educación" de la dueña de La Casuca.
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