Alberto Chicote se traslada Granada para visitar por primera vez un camping donde se encuentra el House Café, un negocio con Ada y Manolo al mando. El matrimonio se quedó con el camping con la idea de cambiar la imagen ya que el bar era un after y las cabañas un picadero, pero lo que era un proyecto en común se ha convertido en un cruce de acusaciones constantes.
A la poca experiencia de la pareja se une a la juventud e inexperiencia de la plantilla. Aunque el principal problema es Manolo, un jefe incapaz de reconocer sus errores ni escuchar a sus empleados y mucho menos a su mujer. "Nos toca mucho las pelotas a todos", asegura Ada que está "las mismísimas narices".
La pareja hizo una inversión millonaria y ahora la deuda está a punto de arruinar y separar al matrimonio. Pesadilla en la cocina es la última oportunidad para salvar el negocio y la pareja.
En su primera toma de contacto, el chef conoce a Ada que además de mostrarle su habitación con una cama redonda, le cuenta la curiosa historia del camping. Y es que el negocio que compraron por un millón de euros era antes un picadero.
Tras ubicarse, llega la hora de probar la comida que "tiene luces y sombras". Hamburguesa, pizza y un pollo seco que "parece una rana y está seco como el ojo de un tuerto" son algunos de los platos que hace y que dejan mucho que desear. "Hacéis aquí la misma comida que puede hacer un estudiante español de Erasmus en Dinamarca", comenta el chef.
Mientras termina la cata, el chef escucha los gritos que llegan de la cocina. Y es que Manolo, el propietario, echa la bronca a Natalia, la cocinera, por los platos que ha cocinado para Chicote. "Es muy fácil esconderte como una cucaracha", le dice por no dar la cara en sala.
Después de probar y criticar la comida, llega la hora de conocer la cocina donde conoce cómo se organizan Ada y Natalia y en qué estado están las cámaras. Allí descubre que todo el género es congelado y la razón por la que al servirle la comida, parecía "el banquete de Juego de Tronos".
Llega el primer servicio con Chicote como testigo. Un servicio que sorprende al chef de Pesadilla en la cocina la gran tensión que existe entre todos los trabajadores. "Pedazo de gilipollas, eso es lo que eres", le dice Paco a Alexia después de un malentendido. "Esto se debería llamar House Café Circus", exclama el chef.
Para intentar reflotar el negocio, Chicote cambio los papeles y pone al mando a Ada y mete a Manolo en cocina. Una decisión que hace que Natalia abandone el servicio porque no aguanta a su jefe. El abandono hace que el dueño esté desbordado y eche también a Alexia. "Es una puta pesadilla", comenta entre lágrimas la camarera.
Tras el abandono de la cocinera y la camarera, Manolo decide dejar la cocina durante el servicio y huir como un perro. Una actitud que le echa en cara Chicote por ser incapaz de afrontar su responsabilidad. "Eso se llama cobardía", le dice. Sin embargo, el dueño sigue creyendo que él es fundamental. "Me tienes harto, tío, harto, estalla el chef.
Con Manolo dispuesto en confiar en Ada después de una charla con el conductor de Pesadilla en la cocina, todos están preparados para el nuevo servicio en Pesadilla en la cocina, pero antes, Alberto Chicote les presenta a los trabajadores el nuevo House Cafe tras su reforma. Una transformación que emociona a Manolo. "¿Quién diría que abrazaría a Chicote? Al final será mi amigo", dice el dueño.
Tras el lavado de cara, el House Cafe se enfrenta en Pesadilla en la cocina a su servicio más importante después de que Ada y Manolo reconocieran que necesitan confiar el uno en el otro. Pero Manolo se agobia y abandona la cocina, algo que hace estallar a Chicote. "Tirar el gorro de cocina es una puta vergüenza que no te voy a permitir", le dice.
Al final, el servicio de reapertura termina siendo un éxito gracias al liderazgo de Ada. Algo que le reconoce Alberto Chicote en la charla final con el resto del equipo mientras critica a Manolo. "Ada tiene los cojones de sacar el negocio mientras tú te has convertido en un mierda", asegura al dueño.
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