Tras conocer al personal, el chef echa un vistazo a las condiciones de la cocina y confirma que se encuentra ante "la más cerda del mundo".
El aceite de la freidora lleva meses sin cambiarse y la campana está llena de grasa. Felicia lo justifica asegurando que no puede "hacer milagros". "No te pido milagros, limpiar no forma parte de las atribuciones de un dios", le responde Chicote.
La suciedad no se limita a la cocina, Alberto Chicote se encuentra con un comedor en el que las manchas de los manteles saltan a la vista y no pasan desapercibidas para los clientes. El dueño se excusa en que las manchas ya no salen, pero el chef lo duda bastante y demostrará que limpiándolas, las manchas se quitan.
En el capítulo gastronómico, la oferta de El Rincón de Montse no mejora: croquetas de hormigón, alitas sin depilar y el entrecot más fino del mundo...
El desastre de la gestión de El Rincón de Montse ha llevado a sus dueños, Miguel y Paula, a una situación económica muy delicada; que también afecta a la dueña del local que sufre los impagos. A pesar de ello, Chicote descubre que Miguel se ha metido en un segundo restaurante: "Te estás metiendo en un saco muy oscuro".
Además, la actitud de los dueños no ayuda a mejorar la situación. Chicote se queda alucinado cuando ve a Paula en la cocina parada y mirando, pero sin hacer nada: "Acojonante". La cocinera, Felicia, lo confirma: "Mi jefa es un estorbo con patas".
El equipo de Pesadilla en la cocina se emplea a fondo para la reforma de El Rincón de Montse y lo convierte en El cucharón de Daganzo. A la plantilla le cuesta reconocer el local: "Aunque no lo parezca es el mismo".
Tras la reforma, el servicio de reapertura es uno de los momentos cruciales para El Rincón de Montse, que ahora se llama El cucharón de Daganzo. Ese día todos tienen que poner la carne en el asador y especialmente los dueños pero esto no sucede y Chicote se ve obligado a tomar las riendas.
Antes de irse, Chicote se dirige directamente a Miguel y Paula, decepcionado por su falta de motivación. El mensaje del chef es digno de una sesión de coaching.
Alberto Chicote alucina
La risa del dueño del CD Estoril ante el enfado de los clientes: "Me da miedo salir, me iba a ir y casi me linchan"
"¿Qué es lo divertido?", pregunta alucinado Alberto Chicote a Álex, dueño del Estoril, que entra en la cocina riéndose por el enfado de sus clientes: "Tienes a la gente fuera sin comer ni beber y cagandose en la puta...".