El restaurante del barco Némesis hace aguas y está a punto de que una inversión millonaria se hunda en el fondo del mar. Para ello, Fred, el dueño, acude a Alberto Chicote que intenta sacar a flote su primer reto 'acuático'.
Para ello, el chef de Pesadilla en la cocinadegusta los platos. Las croquetas le medio convencen aunque la presentación no cree que sea la adecuada para servir en un barco que se mueve. "Poner croquetas redondas en un plato redondo es lo mejor para un barco", ironiza.
Tras la cata, arranca el primer servicio con un problema de fondo. La numeración de las mesas de Fred no coincide con la del resto de la plantilla. Alberto Chicote intenta remediarlo yendo a contar las mesas en sala. "¿Estás insinuando que no sé contar?", responde el dueño.
La clientela empieza a impacientarse con la llegada de los primeros platos, en el primer servicio a bordo del Némesis. Algunas mesas no han sido atendidas y las que han sido anotadas, salen con los platos incompletos. "Me han dicho que las croquetas se han perdido por el camino", confiesa un cliente descontento.
Una vez que ha sido testigo del trabajo del restaurante, Alberto Chicote se reúne con Fred para entender qué le llevó a meterse en un negocio de tal envergadura sin nociones de hostelería. El propietario confiesa que ha vendido todos los negocios poder pagar la letra del barco. "No tengo vida ahora. Lo que quiero es recuperarla", se sincera.
Conociendo la situación, da inicio el segundo servicio a bordo del Némesis con el mar picado. Debido al movimiento, la camarera se empieza a marear y acaba vomitando en el baño y sin poder moverse. Amanda no entiende la situación: "No sé cómo has podido contratar a esta mujer que se marea".
El cocinero del Némesis abandona el barcodespués de un servicio caótico consciente del "ridículo" que han hecho. Juan intenta que Fred delegue y ponga toda la carne en el asador para sacar el negocio adelante.
Chicote se pone manos a la obra y el equipo de reformas de Pesadilla en la cocina transforma en restaurante el barco Némesis. Con una decoración nueva, el chef enseña a los propietarios y al resto de la plantilla su renovado lugar de trabajo. "Esto ya es para hacer bebés", comenta el propietario.
Con la cara lavada, arranca el servicio de reapertura con una nueva oferta culinaria. El barco zarpa y los clientes no tardan en impacientarse. Alberto Chicote tiene que buscar la manera de que Fred despierte. "Están comiendo por fascículos y la gente no viene aquí a hacer la colección de los domingos", se queja el chef.
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